No sé lo casto que será el arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares; pero todo indica, que la pobreza y la obediencia -supuestos votos de la vida religiosa- no las asimila muy bien:

Ya no son sólo los habituales detractores, sino que se trata ya de católicos practicantes los que comienzan a mostrar su asombro ante la tremenda arrogancia y “vanidad” que algunos cargos de la jerarquía eclesiástica siguen mostrando en la actualidad.

¿Le habrá pedido Dios que se enrollara en esa majestuosa capa? ¿Y quién piensa en los pobres monaguillos cargacapas? Ironías de una institución que no cumple con lo que predica.

Enlace: El Arzobispo de Toledo, con los que se opusieron al Concilio Vaticano II | Vía: Escolar

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