Hoy leo en El Periódico: La cadena NH busca clientes estresados para destrozar las habitaciones de uno de sus hoteles. Creía que se trataba de alguna oferta especial basada en la noble terapia de sentirse mejor a base de destrozar mobiliario. Aunque muy desencaminado no iba...

La cuestión es que la cadena de hoteles va a remodelar uno de ellos, así que está invitando a la gente que quiera destrozar el hotel, a inscribirse en su página web. Se seleccionarán a 30 personas, que tras pasar un examen físico, psicológico y médico podrán ir el 3 de julio a desmontar cualquier parte del hotel a martillazos. ¿Su compensación? Una cena y una noche en ese mismo hotel cuando sea remodelado.

Es en realidad es una estrategia doble: metes a 30 personas que adelanten un poquito del trabajo prácticamente gratis y además consigues atención mediática. Aunque ellos defienden la iniciativa, con explicaciones terapéuticas: "Según los psicólogos, después de unos cuantos golpes llega el agotamiento y con él se liberan endorfinas que nos hacen sentir mucho mejor".

Lo peor de todo es que habrá más de un incauto que caiga, y se inscriba por el simple placer de destrozar algo a martillazos. ¿Será que el Marketing aprovecha las debilidades de uno para beneficiar al que paga? Básicamente, sí. O eso parece cada día más.

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