Recientemente hemos visto la llegada de los primeros smartphones curvos ligeramente flexibles. Como el LG G Flex, que resiste bien la presión sobre su carcasa hasta dejarla plana en vez de curvada. El siguiente reto es el de hacer las baterías flexibles, especialmente de cara a wearables y dispositivos que requieran de verdad ser elásticos. Como una pulsera inteligente en cuya correa haya toda una batería para aprovechar el espacio al máximo. El Samsung Gear 2 ya eliminó de ella toda la circuitería, es un buen ejemplo de lo que podría aprovecharse para ubicar baterías que se adaptasen a la forma y fuesen flexibles.
No pensemos en dispositivos actuales, sino en los que llegarán gracias a una batería así.
En eso mismo está Nokia, que ha patentado una batería enrrollable que se estira y deforma, como informa NokiaPowerUser. No se mencionan, paradójicamente, los wearables, pero sí todo tipo de dispositivos electrónicos, desde smartphones y reproductores multimedia hasta ordenadores y 'asistentes personales' (¿pero eso no está ya dentro de cualquier smartphone?).
Como siempre ocurre con este tipo de innovaciones, no pensemos en lo que puede ofrecer en dispositivos actuales, sino en el tipo de dispositivos que sólo serán posibles con baterías así. Igual que cuando llegaron las primeras redes 3G a los consumidores y muchos decían que era algo completamente innecesario y caro. Igual que algunas voces que apuntan a lo mismo ahora con las redes 4G. Haters gonna hate.