Dos de los productos más esperados de entre los que presentó Sony en IFA 2013 eran Sony QX10 y Sony QX100, las nuevas lentes con sensor incorporado que convierten cualquier smartphone iOS o Android en algo parecido a una cámara compacta; al menos, en teoría. Tras pasar un tiempo con una de ellas, éstas son nuestras primeras impresiones de QX10. La idea es buena y original, pero la ejecución todavía no es perfecta, aunque los fallos se deberían poder arreglar en el futuro.

Lo principal es que las fotografías quedan sorprendentemente bien y en ningún caso parecerán tomadas con un celular. Pero, claro, también es cierto que siendo estrictos, no lo fueron. El resultado del modo automático+ de Sony QX10 es muy bueno y cuenta con un macro espectacular y un zoom bastante decente. Como se puede ver en la galería que acompaña esta entrada, a simple vista parece que las fotografías hayan sido hechas por una cámara profesional [Nota: todas las imágenes han sido adaptadas para web, por lo que han perdido algo de calidad].

Sin embargo, aunque el modo automático está muy bien para los fotógrafos con menos conocimientos, quienes quieran explorar más esta lente se sentirán decepcionados. Y, curiosamente, el problema no está en el hardware, sino en el software. Para utilizar Sony QX10 o Sny QX100 es necesario descargar Play Memories, una aplicación interesante, pero con fallos muy básicos.

Para empezar, establece por defecto el modo manual, con el que es imposible sacar todo el partido a la lente (literalmente, ya que no captura imágenes de más de 8 megapíxeles). Pero realmente da igual, ya que es todo un reto usar una de las lentes para hacer una fotografía rápidamente. Si se cierra la app o si se bloquea el teléfono, QX 10 se desvincula y es necesario volver a establecer la conexión para poder usarla. Si el teléfono cuenta con NFC, el proceso únicamente es molesto; si no tiene, puede llegar a ser muy frustrante.

Además, la aplicación no es fluida en muchos casos. La idea es que la pantalla del smartphone funcione como pantalla de la cámara, pero las ralentizaciones son comunes y en algunos momentos directamente se bloquea durante unos segundos. También tarda bastante en procesar las imágenes, sobre todo si se van a almacenar en la memoria del teléfono (Sony QX10 tiene una ranura para tarjetas microSD). Si se guardan en el smartphone, las imágenes serán comprimidas, con la consiguiente pérdida de calidad.

Pero esto no quiere decir que sea un mal producto, porque no lo es. En el tiempo que pasé con la lente para estas primeras impresiones de Sony QX10, me divertí mucho. La posibilidad de usar la lente separada del teléfono es muy interesante y permite jugar y explorar nuevas formas de entretenimiento. No se trata de una cámara (aunque en algunos celulares pueda parecerlo, ya que el agarre funciona muy bien), sino de un accesorio. Eso sí, todavía es necesario pulir mucho la aplicación, especialmente si el objetivo es conseguir que Sony QX100, que tiene un precio muy superior, sea una alternativa a las cámaras tradicionales.

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