Han pasado ya casi dos semanas desde que Windows 8 se lanzase al mercado, un hecho que hemos aprovechado para hablar de algunas aplicaciones interesantes que instalar en esta nueva versión del sistema operativo de Microsoft o algunos aspectos a tener en cuenta cara a abordar la actualización de nuestro sistema. Después de actualizar a Windows 8, uno de los siguientes pasos a tener en cuenta es el de la localización e instalación de aplicaciones (entre las que podemos encontrar BookReader, un lector de libros electrónicos para Windows 8 y Windows RT.
La aplicación, desde el punto de vista de uso, es muy sencilla de manejar y ofrece al usuario una interesante combinación de opciones para personalizar el interfaz y hacer que la lectura desde el PC sea algo cómodo. BookReader es un lector de libros electrónicos en formato ePUB con el que, además, podremos gestionar nuestra biblioteca de libros (además de poder abrirlos y leerlos desde el ordenador sin necesidad de recurrir, por ejemplo, a alguna extensión para navegador). El tema de la gestión centralizada es interesante porque, conforme vayamos avanzando en el uso, podremos trabajar con nuestra colección de libros desde un solo lugar, podremos crear grupos de libros (asociando, por ejemplo, una misma temática), acceder a los libros que hemos usado recientemente de una manera muy rápida.
Al igual que en un lector de libros o en una tableta, tendremos la posibilidad de controlar el tamaño de la fuente (para hacer más cómoda la lectura) y jugar con el contraste de la pantalla usando alguno de los 3 tipos de opciones disponibles (día, noche e interior). Por otro lado, podremos navegar por los libros, por ejemplo, usando el índice por capítulos con el que podremos avanzar "a saltos". Por otro lado, con esta aplicación podremos hacer un guiño al interfaz Metro y llevar a la pantalla de inicio los libros que queramos, es decir, creando un acceso directo a éstos (y a la aplicación) rápidamente.
Una interesante opción para convertir Windows 8 en un recurso que nos ayude a cultivar el placer de la lectura (aunque, eso sí, la gratuidad se compensa con algún que otro banner publicitario).