Intel sigue firme con sus esfuerzos para hacer triunfar a su plataforma de laptops ligeros, Ultrabook, con diferentes iniciativas que buscan principalmente algo que los ensambladores llevan pidiendo desde hace mucho tiempo: reducir el coste de producción de los ordenadores. Sin embargo parece que las propuestas de Intel podrían hacer mermar la calidad de la plataforma, o al menos eso da a entender la última de las propuestas del fabricante de microprocesadores.

Para reducir el precio final de los dispositivos, Intel está proponiendo dos nuevos estándares de batería para Ultrabooks para sustituir a los modelos actuales, con unidades más económicas que rebajarían el coste de fabricación de los Ultrabook de nueva generación. La primera de las unidades propuestas es la batería cilíndrica 16650, que como su nombre indíca tiene forma de cilindro. Esta batería tiene un diámetro de alrededor de 16 milíemtros, lo que podría hacerla demasiado gruesa para los equipos de perfil más bajo, aunque pesa tan sólo 40 gramos, y tiene una capacidad de 2100 mAh (para entendernos, casi el doble que un smartphone medio) Al no extenderse a lo ancho del portátil, esta batería permitiría un mayor espacio para el montaje de los componentes del equipo, mejorando la refrigeración, o creando modelos de menor tamaño. Desafortunadamente este tipo de batería sólo se puede conseguir desde los fabricantes Sanyo y la china BAK en cantidades muy escasas, un impedimento para su estandarización. Otro de los motivos de preocupación por parte de los ensambladores es la certificación de las baterías producidas por BAK, que podría no superar los exhaustivos controles de calidad impuestos para la comercialización internacional. Acer, que mantiene acuerdos con Sanyo desde hace años, cuenta ya con este tipo de batería de coste inferior en su línea de Ultrabooks.

Por otra parte, Intel propone otro modelo quizás más interesante, la batería "prismática" de iones de litio. Este tipo de fuente de energía tiene un coste de fabricación más alto que el del modelo cilíndrico, aunque su tamaño de 60x80 milímetros con un grosor de tan sólo 5 a 6 milímetros la convierten en una solución ideal para todo tipo de Ultrabooks, ya que no necesitaría un espacio único para su instalación, y permitiría reducir incluso aún más el perfil de los Ultrabook. Aunque su precio es mayor, la ventaja de esta batería frente al otro modelo es que está disponible desde un mayor número de distribuidores. No obstante, las baterías prismáticas no se producen con capacidades suficientes como para proporcionar a los laptops ultraportátiles esa autonomía de la que presumen. Estas baterías, a pesar de los inconvenientes, parecen contar con el beneplácito de un mayor número de fabricantes, como Lenovo, que ya las incluye en algunas remesas de su Ultrabook IdeaPad 530.

La idea de recortar costes de producción es siempre bienvenida, aunque creo que Intel no está dando los pasos correctos; reducir gastos en componentes tan críticos como las baterías o los procesadores no parece el mejor camino para reducir el precio de los nuevos ultraportátiles, que quizás se beneficiarían de un precio de venta más bajo si en lugar de las aleaciones de aluminio y magnesio tan populares en estos momentos, y que hace que la mayoría de modelos del mercado parezcan casi clones.

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