Se han escrito muchas líneas sobre cómo avanza el mundo. Las nuevas tecnologías de comunicaciones, información y entretenimiento llegan a cualquier rincón y se nos bombardea diariamente sobre lo fácil que es enviar una foto desde el punto más remoto de la geografía de nuestro país a un amigo en la otra punta del mundo.

Sí, no voy a negar que soy un friki de la tecnología y tengo todo lo que mi sueldo me puede permitir: desde consolas de última generación hasta teléfonos móviles u ordenadores. De todas formas mi perfil no es el estándar ni lo pretendo.

Estoy escribiendo este artículo desde la única cafetería del centro de una de las ciudades más grandes de Galicia. Una ciudad industrial en la que, es de suponer, las redes WiFi deberían ser un reclamo para turistas y posibles clientes; donde los bares, restaurantes y resto pequeño/mediano comercio debería disponer de página web y catálogo on-line para poder promocionar sus productos. Parece que muy pocos piensan así.

No niego mi predilección por la tecnología. Su valor añadido y las posibilidades que ofrece a cualquier comercio hoy día son muy grandes. Pero parece que el tejido comercial que nos rodea está anclado en unas bases muy anticuadas o yo estoy engañado.

La pequeña y mediana empresa sólo piensa en internet como un medio de entretenimiento. Las redes sociales un sitio donde jóvenes se reúnen para quedar antes del botellón y una web o tienda on-line sólo es un gasto inútil de tiempo y dinero para mantenerla.

He tardado más de una hora en encontrar una cafetería con WiFi (así lo anunciaba en un discreto cartel) y el dueño, un señor mayor muy atento, no sabía la clave para poder conectarse y tuvo que llamar a su hijo. A esto me refiero, o las nuevas generaciones, más habituadas a la red, internet y sus posibilidades, retoman negocios regentados por padres que no saben (ni tienen interés) en la nueva era o seguiremos viendo cómo las grandes empresas sacan tajada de lo que PYMEs deberían aprovechar.

Espero que la cosa cambie, aunque más bien tarde que pronto, y las nuevas empresas, esas en las que conocemos al dueño y siempre nos saluda por nuestro nombre, no tengan que cerrar por no saber subirse a la ola y, dentro de unos años, podamos seguir saludandolos con un "hola :-)" en el chat de su página web.

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