El director estadounidense Ron Howard vuelve a trasladar a la gran pantalla una historia real, esta vez de aventuras y, sobre todo, desventuras náuticas que sirvió para inspirar una de las novelas más recordadas de todos los tiempos. Veamos cuál ha sido el resultado.La mayoría de los realizadores no son autores cinematográficos; esto se puede comprobar analizando los intereses y los rasgos estilísticos tanto de los pequeños como de los que alcanzan el éxito comercial: pocos los tienen bien definidos. Howard, al que algunos han llamado “el niño mimado de Hollywood”, como Ridley Scott, casa en la segunda categoría; antes actor en películas y en televisión, a muchas de las que ha dirigido les ha ido bien o muy bien en taquilla, aunque pocas de ellas son realmente destacables. Quizá, y no demasiado, la tensa Ransom (1996), la emotiva Cinderella Man (2005) y su adaptación de la novela más polémica de Dan Brown, la célebre The Da Vinci Code (2006), esta última probablemente más por el interesante misterio de la plana obra original que por otros aspectos. Solamente en una ocasión le ha sonado de veras la flauta: con la del todo inesperada por su parte A Beautiful Mind (2001), la cual, no obstante, es tan académica como las demás en su brillantez.

in the heart of the sea

Con In the Heart of the Sea adapta la novela homónima que el también estadounidense Nathaniel Philbrick publicó en 2000 sobre la historia real que inspiró a Herman Melville para escribir su mítica Moby Dick (1851). En la obra de Philbrick y, por tanto, el filme de Howard, el grumete Thomas Nickerson (Tom Holland), el marinero Matthew Joy (Cillian Murphy), el primer oficial Owen Chase (Chris Hemsworth), el capitán George Pollard (Benjamin Walker) y el resto de la tripulación del ballenero Essex se enfrentan a un gigantesco cachalote blanco con muy malas pulgas. Y, desde luego, no es la primera vez que el director de Oklahoma rueda hechos que sucedieron de verdad; aparte de las ya mencionadas A Beautiful Mind y Cinderella Man, tiene en su haber Apollo 13 (1995), la poco fascinante Frost/Nixon (2008) y la indiferente Rush (2013).in the heart of the sea Todo es limpio, cuidado, medido, formal, hecho de encargo, envuelto, entregado con un lacito para su consumo como fuente de entretenimiento y, en un tiempo exiguo, olvidarDebo confesar que no esperaba que la película narrase sus acontecimientos con el viejo uso del testimonio de un implicado y mediante extensos flashbacks, y en absoluto las circunstancias en que esto ocurre, que han resultado una sorpresa tan gustosa para mí que las he disfrutado más que las secuencias de los propios balleneros; si bien es probable que dicha estructura provenga de la novela de Philbrick, que muy bien propicia solemnes montajes finales con un monólogo en off de colofón, pero en el caso que nos ocupa no se llega a tanto ni siquiera en el tono.

Se trata de una obra briosa, pretendidamente épica, con una labor adecuada del reparto en su conjunto que hace creíbles a sus personajes, fácilmente esbozados como hombres de mar casi todos ellos: cuando contemplamos cómo se hacen a la mar y el laborioso movimiento que se desencadena a bordo, unido a la intachable ambientación, uno cree de veras que son una panda de navegantes. Cuenta, por otro lado, con incorporaciones de fama televisiva, como Michelle Fairley (Game of Thrones) o Frank Dillane (Fear the Walking Dead), y no observamos interpretaciones que despunten. No obstante, siempre es grato admirar de nuevo el talento de Brendan Gleeson, en esta ocasión acompañado del emergente Ben Whishaw.

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Sin embargo, aunque no puede decirse que el cine de Howard se vea normalmente con desagrado, tampoco que nos suela emocionar sobremanera, maravillarnos con su virtuosismo y ni mucho menos la audacia visual de la que carece, o que acostumbre a dejarnos anonadados de alguna otra forma en la butaca; y esto vuelve a repetirse en su último filme. No logra traspasar nuestra coraza de espectadores a vuelta de todo para conmovernos o sacudirnos a base de bien, ni tan siquiera nos provoca la gran inquietud que este relato reclama, y sólo consigue arrancarnos un imprevisto estremecimiento cuando conocemos las obsesiones de algunos personajes, como el capitán Ahab estaba dominado por su deseo de dar caza al famoso cachalote.

Todo es limpio, cuidado, medido, formal, hecho de encargo, envuelto, entregado con un lacito para su consumo como fuente de entretenimiento y, en un tiempo exiguo, olvidar. Pese a las terribles circunstancias que afrontan los protagonistas, las cuales pudieran conducir al horror más absoluto, la película no se queda ni a medio camino de él, y parece que Howard ni se ha planteado el esfuerzo de transitarlo, sino únicamente suministrar un producto aseadito y a correr, casi para todos los públicos y sin verdadero drama a fin de cuentas. Es un entretenimiento competente, como el que procura por sistema, pero nada más de lo que podría haber sido.

Conclusión

En definitiva, In the Heart of the Sea constituye otro de los llevaderos trabajos de Ron Howard, que nos hace pasar casi dos horas distraídos, que no impresionados ni presas de una incontrolable emoción, con estas tibias desdichas de altamar.

Pros

  • La agradable sorpresa con las circunstancias de su estructura narrativa.
  • El buen trabajo del reparto.
  • Que es un entretenimiento competente.

Contras

  • El estilo impersonal del director, Ron Howard.
  • Que un drama tan terrible no conmueve ni impresiona.
  • Que sólo es un entretenimiento competente.

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