Huawei saca la artillería para reafirmarse como uno de los predilectos en el mercado de gama media. El P Smart es bonito, potente y tiene un precio que lo pone en el radar del grueso de su potencial clientela. La pregunta, no obstante, es si esto será suficiente para desbancar a la –cada vez más– masiva competencia.
La experiencia y los años han servido a Huawei para granjearse el tercer puesto como fabricante a nivel mundial en volumen de venta de dispositivos, algo que ha sido posible, en gran parte, por sus competentes y bien resueltos terminales. Ahora la compañía quiere volver a llevar esa competitividad y esa resolución con la que obran al mercado de la gama media, un segmento en el que siempre se han sentido cómodos pero que se está tornando en un territorio hostil para muchas marcas y empresas.

Las nuevas incorporaciones de terminales cada vez más completos y similares entre sí genera una encarnizada lucha en el terreno de los fabricantes por conseguir diferenciarse de los demás. El consumidor medio tiene ahora a su alcance un buen puñado de teléfonos con precios similares, especificaciones parecidas y un aspecto casi idéntico. Pantallas grandes, cuerpos de aluminio, figuras redondeadas, desbloqueo mediante reconocimiento dactilar y un largo etcétera que deja patente que todos beben de la misma fuente.

Pero siempre hay margen de mejora, y más aún en un entorno tan cambiante como es el de la tecnología móvil. Esos límites son los que quiere explotar Huawei para que sus propuestas no pasen desapercibidas y se sitúen en el tan disputado epicentro de su categoría.

Estandarizando la gama media

El Huawei P Smart es, en muchos aspectos, uno más de la gama media. En otros, sin embargo, presenta algunas de las características más interesantes que encontrarán su estandarización durante 2018. Lo más llamativo, claro, su pantalla de 5,66 pulgadas que, sin llegar a abarcar todo el frontal, cuenta con unos marcos inferior y superior notablemente reducidos. Esto permite aprovechar mejor el espacio y que, combinado con la ligereza del terminal, sea cómodo de usar incluso a una mano. A esto último ayuda también el cuerpo de bordes redondeados y el aluminio como principal elemento, algo que ya es extremadamente común en la gama media.

Como consecuencia de tener un mayor espacio de pantalla, el lector de huellas se encuentra en la parte trasera, la opción por defecto en este momento de transición entre el escaneo dactilar y el facial –o la integración del sensor de reconocimiento por huella directamente en el panel–. Con estas características, es probable que a más de uno el P Smart le suene familiar. No es para menos, puesto que en muchos puntos es calcado a otro teléfono de la misma casa, pero distinta marca: el Honor 7x, que ya analizamos en Hipertextual.

Llama la atención, en lo que a su exterior se refiere, encontrar de nuevo el grabado de Huawei en el frontal, una práctica que seguirá realizándose, al parecer, mientras quede un mínimo espacio en el que ubicar las letras. También son objeto de atracción esas dos lentes en la parte trasera, de lo más normales en los terminales de alta gama pero que aún resulta infrecuente ver integradas en teléfonos de un precio más reducido. No son los primeros en hacerlo, pero sí son de los pocos que lo hacen en este rango de precios.

Y es que son los detalles los que hacen destacar a un P Smart que ya de por sí tenía difícil innovar en el panorama actual. Porque, sí, la pantalla es buena –aunque con unos tonos algo fríos en su configuración por defecto–, con un brillo que no provoca problemas de visión en situaciones donde la luz incide de manera directa en el panel (aunque el brillo automático que es exagerantemente); la autonomía es aceptable, sin derroches; es rápido y cuenta con algunos añadidos como el NFC –menos mal–, el modo a doble pantalla para visualizar dos aplicaciones al mismo tiempo o la opción para realizar gestos sobre el lector de huellas que, sinceramente, se agradecen en el día a día. Pero todo ello quedaría deslucido de no haber algo que llamase la atención entre tantas características genéricas.

Una de luces y otra de sombras

El día a día con el P Smart no resulta muy diferente a todo lo que llevamos viendo durante los últimos tiempos para los teléfonos de su categoría. El usuario medio no echará poco en falta que le haga desear un dispositivo más potente, que rinda mejor o que disponga de más opciones para disfrutar del mismo. Esto viene dado, en gran medida, porque una de las características estrella de todo terminal, la cámara, está particularmente bien resuelta en este teléfono. La captura de colores sigue siendo algo extraña (especialmente en la visualización directa desde el terminal, algo que achaco a la configuración de la pantalla anteriormente mencionada), con variaciones y bastante enrarecida a veces si no se hace uso del modo HDR que, como ocurre en su –casi– gemelo Honor 7X, está a dos pasos de distancia en la aplicación nativa de cámara y no solo a uno, como debería.

Se echa de menos, y más aún teniendo doble lente, un modo de doble aumento sin pérdida de calidad, que no es tan llamativo como modo retrato pero anda parejo en utilidad. Respecto a los retratos, hay mucha tela que cortar en el P Smart. Tomar fotos con modo retrato (ya se sabe, aquellas con efecto bokeh o fondo desenfocado) por medio de la cámara principal dista mucho de lo que se supone que debería ser una buena implementación. No es solo que no reconozca objetos que no sean personas, que podría tener un pase, es que el resultado se antoja tan irreal que dan ganas de no utilizarlo demasiado a menudo. A un pobre reconocimiento de los detalles se le suma un desenfoque aplicado de manera irregular e incluso grotesca, para sorpresa de un servidor que, tras haber probado un Xiaomi Mi A1 que se desenvolvía con solvencia, esperaba algo más.

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Modo retrato con cámara frontal.

Puedes ver estas y otras fotografías a tamaño completo en esta galería.

Si el modo retrato con la cámara principal es regular, lo lógico sería pensar que el de la cámara frontal habría de ser igual o peor, al tener una única lente y ser de menor resolución. Pues, doble sorpresa, no es así. Los autorretratos con esta cámara, buenas condiciones de luminosidad mediante, son verdaderamente loables en un teléfono de gama media y aporta un brillo de luz que, sin duda, lo diferencia de los demás. Presenta fallos en el reconocimiento de detalles, pero carecen de importancia en su situación. Con algún filtro y retoque adicional, los selfies con modo retrato del P Smart terminan siendo muy dignos y pueden dar mucho juego.

El aspecto que empaña la experiencia con el P Smart vuelve a ser, una vez, la dichosa EMUI. Aplicar una capa de personalización ha de servir, en primera instancia y por encima de todo, para hacer más funcional a un dispositivo y, al mismo tiempo, mejorar su aspecto estético. Con la suya, Huawei continua rebajando de manera constante las impresiones que sus terminales causan frente a otros de la competencia, ya sean con Android puro o con capas de personalización más acertadas. Es, directamente, una molestia innecesaria que se traduce en una menor fluidez que no tendría que continuar sucediendo en 2018.

Conclusión

Con sus cosas buenas y sus otras que no lo son tanto, el P Smart es uno de los teléfonos que aquel que busque un terminal de entre 200 y 300 euros ha de tener en cuenta. Es mejorable en puntos concretos, pero también es verdad que, en conjunto, no hay muchos que consigan concentrar el mismo número de características.

Aún así, para algunos quizá acaben pesando más los puntos negativos que los positivos. En muchas ocasiones no importa perder por el camino algunos aspectos, como los marcos más reducidos, en favor de un dispositivo que ofrezca una experiencia que a uno consiga conquistarle en mayor grado.

Son este tipo de teléfonos los que ayudan a Huawei a ensanchar su dominio en el mercado, y la realidad es que hay argumentos para ello. Si lo que quería la marca china era continuar siendo un referente para un público que quiere funcionalidad, especificaciones llamativas y un precio ajustado, esta es la manera de conseguirlo.

Pros

  • Marcos de pantalla reducidos
  • Modo retrato en selfies

Contras

  • EMUI sigue sin aportar más de lo que resta
  • Modo retrato en la cámara principal
  • No inclusión de USB
  • C

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