Sophia Marlowe se parece bastante a la mujer en la que está inspirada, Sophia Amoruso, fundadora de una de las startups de comercio electrónico más exitosas, Nasty Gal. Las dos 'Sophias' comparten vida y una característica muy determinante: la gente suele amarlas u odiarlas sin matices.

La Sophia en la ficción, Marlowe, logró conquistar a los amantes de la moda haciendo de las prendas viejas artículos vintage de deseo. Lo que Sophia Marlow no logró fue cumplir con las expectativas de Netflix, así que el servicio de streaming ha decidido cancelar de tajo la serie que protagonizaba, Girlboss.

Hasta donde fue cancelada la serie, Sophia Amoruso, en quien está inspirada la serie de Netflix, queda bastante bien parada. La serie se ha evitado hablar del auge y la caída de Nasty Gal, cuando Amoruso estuvo cerca de entrar en la lista de las 400 personas más adineradas de los Estados Unidos, la posterior bancarrota de la compañía y la lista de escándalos que tuvo la joven magnate con sus ex empleados.

En 2014, Amoruso publicó el libro #GirlBoss, el cual no solo era su autobiografía, también era una especie de tratado sobre la vida pensado para empoderar a mujeres jóvenes y lograr que estas tomaran las riendas de su vida laboral.

Sin embargo, un año después de la publicación de #GirlBoss se destapó que Amoruso había impedido el desarrollo profesional de al menos cuatro mujeres jóvenes que laboraban en Nasty Gal por haberse embarazado mientras trabajaban en la compañía.

En 2015, las cuatro ex empleadas de la compañía demandaron a Amoruso por haberlas despedido al pedir bajas por maternidad. La demanda aseguraba que Nasty Gal era "un lugar horrible para las mujeres profesionales que se embarazaban", ya que eran despedidas ilegal y sistemáticamente aun cuando las leyes de California sobre la maternidad prohiben esta práctica.

Etalia Gold, una de las demandantes, alegó discriminación por parte de la empresa, quien solía despedir a las empleadas encintas para "no tener que lidiar con lo que percibe como inconvenientes por trabajar con embarazadas (incluyendo la baja por maternidad)".

Nasty Gal fue acusado por otra empleada, quien demandó a Amoruso por evitar sus responsabilidades con la salud de los trabajadores. Farah Saberi regresó a trabajar después de una cirugía de corazón y encontró que la habían aislado, su salario había sido recortado y poco después su puesto fue eliminado. Además, aseguró que la empresa no había cubierto ningún gasto médico de la cirugía o de la recuperación, aun cuando les correspondía hacerlo.

Nasty Gal llegó a acuerdos confidenciales fuera de los tribunales con todos los ex empleados demandantes. Sin embargo, Amoruso ya se había hecho de una reputación. De acuerdo con los reportes del 2015 de Glassdoor, una plataforma donde las compañías son reseñadas desde el punto de vista de sus empleados, Amoruso tenía el 15% de aprobación y la compañía era sumamente criticada por su "tóxico" ambiente de trabajo. Una de las reseñas incluso se titula "El diablo no viste Prada, usa zapatos Jeffrey Campbell", haciendo alusión a la marca de zapatos que Amoruso ayudó a popularizar hace algunos años.

Amoroso puede haberle quitado el puesto de jefa pedante y sin sensibilidad a la temida Miranda Prestley del El diablo viste de Prada. Usara Prada o no, la fundadora de Nasty Gal se ha hecho un nombre en el mundo de la moda, primero como emprendedora y luego como una jefa rodeada de escándalos. En todo caso, las denuncias lograron salpicar la reputación de Amoruso y, en este momento, ni siquiera Netflix se atreve a llevar a la pantalla los errores de la Nasty Gal.

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