¿Los teléfonos móviles pueden producir cáncer? Esa es la pregunta que miles de ciudadanos se han realizado alguna vez, especialmente después de que la Organización Mundial de la Salud clasificara a la radiación emitida por la telefonía móvil como "probable carcinógeno". Dicha radiación se encuentra dentro del grupo 2B de baja probabilidad cancerígena, junto con el café o las verduras encurtidas, por ejemplo.

La radiación de telefonía móvil se clasificó dentro del grupo 2B de baja probabilidad cancerígena

Un polémico estudio en ratas, publicado en el depositorio BioRXIv, reabre de nuevo la polémica. Investigadores del Programa Nacional de Toxicología de Estados Unidos han detectado tumores en el cerebro y corazón de animales expuestos durante nueve horas diarias a dicha radiación. La exposición con el sistema de telefonía GSM comenzó durante la época prenatal y se prolongó durante dos años. ¿Acaso los resultados confirman los peores presagios?

Probables carcinógenos, según la OMS

Según la Dra. Elisabeth Cardis, investigadora del Instituto de Salud Global y experta en epidemiología de la radiación, "son los primeros resultados de un estudio muy importante que se diseñó con mucho cuidado para evaluar los efectos posibles de las radiofrecuencias emitidas por teléfonos móviles en la salud". En su opinión, las conclusiones complementan la información obtenida en el estudio INTERPHONE que ella misma coordinó. En aquel trabajo, los científicos encontraron "evidencia de una asociación posible entre uso de móviles (y nivel de exposición a radiofrecuencias emitidas por móviles) y riesgo de glioma y de schwannoma [un tipo de tumor, derivado de las células de Schwann, que suele ser benigno] del nervio acústico". Su trabajo fue una "base importante" para que la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC) y la OMS clasificaran a los teléfonos dentro del grupo de carcinogenicidad 2B.

El estudio siembra dudas acerca de los efectos de la radiación, pero ha recibido críticas por su diseño

El informe actual, que ha presentado resultados preliminares que serán ampliados el año que viene, ha recibido numerosas críticas por el diseño de la investigación. La primera duda se centra en el grupo de animales empleados como control, es decir, aquellos que no fueron sometidos a radiación. Las ratas, a pesar de no estar expuestas a la radiofrecuencia, murieron antes que los roedores que sí recibieron de manera directa radiación. "Algo falla. Esto abre dudas sobre todo el trabajo", explica a Hipertextual el Dr. Isidro Sánchez-García, del Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca. El científico opina que puede haber "artefactos" o errores durante el experimento que no hayan sido detectados, y que podrían explicar una incoherencia que invalidaría las conclusiones.

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Su opinión es bastante similar a la que declara a este medio el Dr. Lluís Montoliu, del Centro Nacional de Biotecnología. "Yo sería extraordinariamente cauto con concluir nada sobre uso de móviles y cáncer a partir de estos experimentos y datos reportados. En mi opinión no son robustos ni concluyentes, y presentan múltiples limitaciones, errores de diseño y sesgos". Por el contrario, Cardis apunta que la investigación ha sido desarrollada por expertos relevantes y sus conclusiones "refuerzan" la incipiente evidencia sobre la relación entre los teléfonos móviles y la aparición de tumores.

El uso de smartphones no se ha correlacionado con un incremento de la incidencia del cáncer

Sin embargo, el uso en aumento de smartphones no se ha correlacionado con un incremento de la incidencia general del cáncer. Tampoco de los tumores cerebrales. Cardis explica que los gliomas detectados en las ratas son muy poco frecuentes, por lo que haber encontrado dichos tumores en los animales, aunque sea en un reducido número, es importante. "No podemos decir que sí hay algo, pero con estos resultados y los de INTERPHONE a lo mejor sí puede haber cierto efecto en determinados tumores", aclara al otro lado del teléfono.

No ha aumentado el cáncer

Sánchez-García, por el contrario, sostiene que "ese tipo de tumores suelen aparecer de forma espontánea". En su opinión, si la relación entre teléfonos móviles y cáncer hubiera sido real, habría aumentado la incidencia de esta enfermedad en niños, por poner un ejemplo. Algo que no ha ocurrido, como tampoco ha pasado en los tumores cerebrales. El especialista del CIC de Salamanca sí admite la incertidumbre existente en torno al neuroma acústico. "Son tumores benignos que, de ser causados por el uso de smartphones, no estarían provocados por la radiación sino por el calentamiento" de esa zona del oído y la cabeza, aclara a Hipertextual.

El uso creciente de los teléfonos preocupa, especialmente por los efectos del calentamiento sobre los tejidos

Cardis se muestra cauta ante los resultados presentados, aunque sí afirma que ha habido una tendencia temporal positiva de los tumores cerebrales desde la década de los ochenta. Sin embargo, la investigadora sostiene que su baja frecuencia dificulta su detección en estudios epidemiológicos. "Ver estos tumores en dos o tres animales es importante", destaca la experta del Instituto de Salud Global. Ese posible incremento, a su juicio, también podría deberse a mejoras y avances en el diagnóstico médico del cáncer. Lo que sí está claro, según Cardis, es que el uso intensivo de teléfonos móviles es mucho más reciente y, por tanto, si hay incremento de los tumores por culpa de la radiación emitida por los smartphones "se va a tardar en ver".

Sánchez-García opina que el trabajo "debe ponerse en contexto y no alarmar a la población". Durante años, organizaciones como Cancer Research en Reino Unido, la Asociación Española Contra el Cáncer o el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos han afirmado que los teléfonos móviles no producen lesiones malignas. La radiación emitida por los smartphones, al contrario que la radiación ionizante, no causa daños en el ADN. Por ello, el único efecto biológico documentado es el calentamiento de los tejidos, que podría estar asociado con la aparición del neuroma acústico benigno antes mencionado. En la mayor parte de estudios realizados hasta la fecha -el último, en Australia- no se encontraron evidencias claras de un aumento drástico del cáncer por culpa de la radiación de los teléfonos móviles.

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Los expertos recalcan la necesidad de seguir investigando y la opción de tomar posibles medidas preventivas

El estudio ha sido criticado por el diseño y la metodología incluso por revisores de la administración estadounidense. En ese sentido, la segunda gran duda sobre el trabajo se centra en que las lesiones malignas se observaron con mayor frecuencia en ratas macho que en hembras, algo que los científicos tampoco comprenden. "Este tipo de tumores no se asocia con ningún sexo específicamente, como sí ocurre en el caso del cáncer de mama o de testículos", comenta Sánchez-García. Las incertidumbres que deja el trabajo obligan a realizar más investigaciones sobre el tema. En 2017, Estados Unidos publicará los resultados completos del estudio, mientras que la OMS anunciará su revisión en los próximos meses. ¿Y qué hacer mientras tanto?

Cardis opina que no está de más seguir algunas medidas preventivas, como utilizar auriculares o manos libres y usar servicios de mensajería y datos, dado que los niveles de exposición se reducen de forma drástica con la distancia al teléfono. El objetivo es que, mientras no se descarte por completo el hipotético riesgo, podamos evitar posibles problemas. Sánchez-García, a pesar de no compartir sus valoraciones, pone como ejemplos evitar poner tanto tiempo el móvil en la oreja o emplear auriculares. Pero no por una cuestión de una peligrosidad de la radiación, sino para evitar el calentamiento de los tejidos cercanos al oído. "Hay que tomar precauciones sin alarmar de manera innecesaria", concluye.

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