En 2007, cuando Facebook era joven, una de las funcionalidades más obvias era la capacidad para crear un mercadillo entre los usuarios. Que pudieras comprar productos a tus contactos parecía una obviedad para la incipiente red social. Era gente que conocías de primera mano, y así nació Facebook Marketplace.

La falta de uso entre los usuarios, sobre todo fuera de Estados Unidos, llevó el Facebook Marketplace a evolucionar. Dos años después pasaría a ser una de las apps de Facebook, esta vez en colaboración con Oídle, que también cayó en el olvido.

Poder comprar online sabiendo exactamente a quién compras, puede ser decisivo

La empresa dirigida por Mark Zuckeberg dejó de interesarse mucho en este aspecto, hasta que hace un año añadió la posibilidad de crear grupos específicos para comprar y vender objetos. Algo para lo que han sido usados los grupos de Facebook desde tiempos inmemoriales, pero sin una interfaz más o menos definida, en un estado muy amateur y organizado de forma independiente.

Ahora Facebook parece estar empezando a extender esta nueva sección, tras probarla durante meses entre parte de sus usuarios australianos. La posibilidad de comprar y vender tus productos directamente cerca de donde te encuentras, o mejor aún: entre tus contactos —o contactos de tus contactos— con verificación de identidad mediante, añade un gran valor a la plataforma en comparación con sus competidores establecidos como Wallapop en España, o los más internacionales eBay, Craigslist y Mercadolibre.

También para las marcas

facebook call to buy

Este movimiento de Facebook sería el nudo que ate su estrategia de comercio. Los anunciantes hace tiempo que pueden vender directamente sus productos en Facebook, pudiendo incluso publicar anuncios que lleven directamente a la compra.

En este modelo híbrido entre comercial y social, Taobao en China y Pinterest en Estados Unidos serían los que tengan la plataforma más avanzada. Twitter también está viendo buenos resultados desde que lanzó su plataforma. Este tipo de anuncios consiguen llevar a gente muy interesada a las tiendas online, y reducen los costes de venta. Todos estos puntos, sumados al gran potencial de Instagram como ente publicitario y comercial, ponen a los de Palo Alto a las puertas de otra gran fuente de ingresos. Y si consigue hacerse con el control de los pagos haciendo de intermediario, podría convertirse en un gigante del comercio online simplemente por mera escala.

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