Año 2016 y las ventas de coches eléctricos aumentan pero muy poco a poco. Los vehículos impulsados con gasolina o diésel dominan el mercado, pero esto no fue siempre así. En la segunda década de los 90 la movilidad eléctrica parecía que iba a dominar el sector e incluso muchas ciudades ya estaban preparadas para ello. Hubo incluso un momento en el que se vendían más coches eléctricos que gasolina, ¿qué pasó?
A principios del siglo XIX existían tres tipos de motores para mover coches: térmicos, eléctricos y de vapor. Aquí es donde radica la importancia y es que los térmicos ofrecían más autonomía y eran más baratos que cualquiera de sus rivales, pero hubo un momento en el que el 38% de los coches que circulaban por Manhattan eran eléctricos, el 40% se impulsaba gracias al vapor y tan solo un 22% usaban usando gasolina.
¿Por qué los coches impulsados por gasolina no eran los más vendidos?
Tras los carruajes, incómodos pero relativamente silenciosos, los coches eléctricos mejoraban la comodidad sin perjuicios de ruidos, en cambio los primeros coches gasolina era tremendamente ruidosos, contaminantes y sucios además de necesitar gasolina, algo que era muy complicado de encontrar, pero sobre todo, eran incómodos. El cambio de marchas era demasiado tosco, su fiabilidad era muy baja y había que arrancarlos usando una terrible manivela.
La autonomía además no era un problema ya que el coche era para circular en la ciudad y no para viajar pero en el momento en que comenzaron a inaugurarse las primeras carreteras la autonomía comenzó a ser un problema y los fabricantes se centraron en mejorar al coche a gasolina en lugar de al eléctrico. El coche ya no era un vehículo para la ciudad, nos servía para viajar y conocer mundo y la movilidad eléctrica solo servía para ir a por el pan. Era más sencillo hacer confortable y cómodo un coche gasolina que crear baterías que los dotasen de suficiente autonomía. El desarrollo del coche eléctrico se congeló hasta hace pocos años.
En 1923 existían casi 34.000 coches 100% eléctricos en la ciudad de Manhattan. Si comparamos este dato con el de 2015 es impresionante ya que en Estados Unidos se vendieron el pasado año 116.000 coches eléctricos, y hablamos de un año, 1923, en el que el coche no era tan accesible como ahora, era un elemento de lujo.
En 100 años hemos pasado de una cuota de casi un 40% de coches eléctricos a un ridículo 1% y es que la falta de autonomía sentenció casi a muerte a una tecnología que hubiera revolucionado al mundo entero hasta hoy, pero no fue el momento. La bajada del precio del petróleo en 1930, la falta de una red eléctrica fiable y la escasa autonomía fueron las ventajas para el coche impulsado por gasolina. Hoy en día solo queda por superar el problema de la autonomía, y todo apunta a que veremos coches eléctricos asequibles e interesantes en pocos años.