Netflix ha estrenado la segunda temporada de una de sus mejores comedias originales, Unbreakable Kimmy Schmidt es una parodia completamente absurda, incoherente, y sin sentido de la vida moderna de unos personajes que a veces parecen caricaturas. Con "a veces" quise decir, todo el tiempo, y en el mejor sentido posible.
La serie fue creada por la grandiosa Tina Fey y el encargado de dar vida a 30 Rock, Robert Carlock. Su primera temporada me pareció absolutamente fabulosa, se sintió como una bocanada de aire fresco luego de pasar tantas horas en Netflix viendo solo dramas. El sentido del humor de los escritores de Kimmy es bastante peculiar, quizás no sea el estilo de todo el mundo, hay muchas referencias a la cultura pop en sus chistes que probablemente pasen desapercibidos para los menos "nerds de la TV", pero para aquellos que han visto veinte veces cada temporada de Friends y disfrutaron de Jon Hamm tanto en su papel de invitado especial en la primera temporada, como en su rol en Mad Men, hay cosas que van a encontrar maravillosas e hilarantes.
La estrella del show
Unbreakable Kimmy Schmidt tiene un elenco bastante peculiar e inusual si se le compara con la norma de la mayoría de sitcoms estadounidenses. Quiero decir, los protagonistas son dos mujeres y un hombre negro homosexual. Lo mejor de todo es como explotan todos los cliches posibles y los convierten en chistes que por alguna razón son verdaderamente estúpidos y oscuros al mismo tiempo. Me encanta que todos los personajes sean una total burla de sí mismos, a veces sin darse cuenta y otras veces completamente a propósito.
Debo declarar que Titus es mi personaje favorito de la serie, aunque tanto Ellie Kemper como Jane Krakowski hacen un trabajo genial interpretando a Kimmy y Jaqueline, hay que aceptar que Tituss Burgess es la estrella de este show. Mientras dentro de la historia en pantalla es una diva fracasada que lucha por ser el centro de atención y obtener algo de reconocimiento, a los que vemos desde afuera nos atrapa de inmediato con cualquiera de sus ridículas muecas. Pocos personajes de comedias se me hacen tan simpáticos y graciosos, solo recordar su cara hace tragar media carcajada.
No muy profundo o te ahogas de risa
Aunque pareciese que Kimmy fuese una serie que no trata sobre nada, en el fondo lidia con algunos problemas verdaderamente serios, pero lo hace de una forma tan absurda y divertida que apenas y lo sientes. Mucho de esto tiene que ver con el empoderamiento de la mujer, la desigualdad social, y hasta el racismo. Quizás me digan que estoy sacándome esto del trasero, pero solo hay que ser observador, el humor es una de las mejores formas de critica social que existen.
Esta segunda temporada comienza aún mejor que la primera, no pierde nada de su característico humor, y está llena de invitados especiales. Mi favorita personal fue Anna Camp (Pitch Perfect, The Good Wife, True Blood) en el papel de una "amiga" de Jaqueline que desperdicia todo su coeficiente intelectual de genio en escoger decoraciones y tener luchas de poder ridículas con otras rubias-plásticas-perfectas-esposas-trofeo.
Los personajes se han asentado más y no es nada difícil encariñarse con ellos pues son consistentes y ridículamente graciosos. La mayoría del tiempo que pasas viendo Kimmy estás con una sonrisa y una misma pregunta en tu cabeza: ¿qué demonios fue eso?... y luego estallas de risa.
Si la primera temporada fue fabulosa, la segunda es más de lo mismo, y de cosas buenas nunca se tiene suficiente.
