¿Alguna vez te has planteado "comprar" el nombre de una estrella? Si la nombras, ¿quiere decir que eres su dueño? Cuando miramos al cielo, pocas veces nos paramos a pensar a quién le pertenece el astro que estamos observando. Y aún menos nos paramos a pensar en el engorroso "Tratado sobre los principios que deben regir las actividades de los Estados en la exploración y utilización del espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes", también conocido como Tratado sobre el espacio ultraterrestre y que define la "provincia más grande del universo". Desde el 67, la ley sobre el espacio ultraterrestre determina las cuestiones básicas que rigen la ley espacial. Entre ellas existen varios puntos básicos que permiten un uso responsable y seguro del mismo. Pero cuando nos de por salir ahí afuera, ¿qué ocurrirá? Estos son los puntos básicos sobre el espacio exterior.

Los orígenes del tratado sobre el espacio ultraterrestre

Tratado Espacio Ultraterrestre
UNOOSA

Viajemos unos cincuenta y tantos años atrás. En 1967, Reino Unido, La Unión Soviética y Estados Unidos, ante la carrera espacial en auge deciden firmar un acuerdo que asiente las bases internacionales para andurrear por el espacio. A finales de ese mismo año nace el tratado sobre el espacio ultraterrestre. Éste representa el marco jurídico básico del derecho internacional del espacio. En 2015, 103 países habían firmado el acuerdo, mientras que otros 89 estban a la espera de ratificarlo. Pero, ¿por qué necesitamos un tratado sobre el espacio ultraterrestre? Al igual que en nuestro pequeño planeta las aguas y territorios inhóspitos se rigen por tratados internacionales, el espacio, desde que conseguimos poner a los primeros seres vivos en órbita, ha de contemplar una serie de leyes que nos respeten a todos. ¿Qué ocurrirá cuando comencemos a colonizar los cuerpos celestes? ¿A quién le pertenecerán los recursos? ¿Qué pasará si algún país decide probar armas allá arriba? Todas estas cuestiones son definidas en el tratado sobre el espacio ultraterrestre. Eso sí, es un tratado todavía vago y que deja muchas incógnitas que resolver, acorde a nuestros inicios como viajeros espaciales.

La provincia más grande del universo

Galaxia de Pandora

Tal y como decíamos, el espacio exterior es la privincia más grande del universo. Una provincia, un lugar, abierto para todos los seres humanos. Este lugar contiene todo lo que está más allá de nuestras fronteras planetarias. Aunque no hay un consenso claro de dónde se sitúa dicha frontera, normalmente se considera la línea de Kármán como el límite político del espacio exterior, coincidiendo con el límite físico. A partir de esta línea todo lo que hay, incluyendo la Luna, los planetas de nuestro sistema solar, asteroides, estrellas, agujeros negros, cúmulos, galaxias... todo eso, no le pertenece a nadie. Ningún estado puede reclamar la soberanía de ningún cuerpo celeste. Si recordamos, en el 69, Neil Armstrong plantó la bandera americana en la superficie de la Luna. Pero eso no significa nada, políticamente hablando. Estados Unidos no puede reclamar la Luna como suya al estilo del salvaje oeste. Fue un mero símbolo para la nación.

Desarme ultraterrestre

basura espacial

Otro de los puntos más importantes del tratado sobre el espacio ultraterrestre se refiere a las armas. Ningún país tiene derecho a realizar ningún tipo de prueba bélica o armamentística en el espacio exterior. Tampoco se pueden guardar armas nucleares más allá de le línea de Kármán. El espacio es, por definición, una zona de paz donde no tiene cabida ningún aspecto bélico. La Luna y el resto de cuerpos ultraterrestres solo pueden usarse con fines pacíficos. Tampoco se pueden construir fortificaciones ni, por supuesto, polvorines de ningún tipo.

Minas en el espacio

tratado ultraterrestre
NASA

Una de las carencias del tratado sobre el espacio ultraterrestre es la falta de información sobre la explotación comercial del espacio. Cuando se firmó, los medios y recursos para la exploración espacial no eran los mismos que unos años después. Actualmente la ley internacional espacial se enfrenta a algunos aspectos desfasados y obsoletos. Por ejemplo, hace poco escuchábamos la intención de varios países de explotar asteroides o, incluso, la Luna. A la luz del tratado no está claro si esto es posible o no, ya que existe una cláusula específica que evita que ninguna entidad ponga trabas de exploración o explotación a otra. Pero tampoco existen impedimentos para ningún tipo de operación, incluyendo la minería. En definitiva, es un aspecto ambiguo que habrá que resolver un poco más adelante.

Responsabilidad Espacial

Garbage
Garbage

El tratado sobre el espacio ultraterrestre deja claro que cada nación, cada entidad, es responsable de sus acciones en el el espacio ultraterrestre. Y también lo es de cada objeto que se pone en el cielo. Desde los sesenta, todos los objetos lanzados al espacio están registrados y numerados. Existen algunos que desaparecen y se convierten en auténticos peligros para la carrera espacial. En otras ocasiones, lo errores humanos son los culpables de crear miles de fragmentos que engrosas las peligrosas listas de basura ultraterrestre. En todos estos casos, los responsables que lanzaron los satélites son, generalmente, los responsables también de solucionar el problema. Sin embargo, a veces es difícil saber de verdad quién debería encargarse de un fragmento peligroso y desconocido. Como vemos, es otro aspecto más que hay que revisar. En definitiva, nadie es el dueño del espacio exterior. Ni tampoco nadie puede reclamarlo. Sin embargo, cuanto más lejos llegamos en nuestra carrera hacia las estrellas, más evidente se hace el hecho de que necesitamos revisar el tratado sobre el espacio ultraterrestre y todas sus consecuencias.

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