Teruel

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Darío Fo decía que "la sátira es la forma más directa de entender la verdad de las cosas, es desnudar el poder para poder leerlo mejor". La definición es pertinente al comentar el caso de la alcaldesa de Teruel, la popular Emma Buj, que había decidido emprender acciones legales contra el medio El Mundo Today. La razón no era otra que la publicación de un artículo, firmado por el periodista Mario Albelo, en el que se anunciaba que "La alcaldesa de Teruel robó fondos públicos aprovechando que la ciudad no existe". El subtitular también aclaraba que no había dejado rastros del saqueo "porque el dinero tampoco existe".

La noticia, en el tono habitual de El Mundo Today, ha provocado más de una carcajada. Pero no solo por el contenido del artículo y la relación con la idea de que "Teruel no existe" -de nuevo, una sátira a un movimiento ciudadano que surgió en la ciudad en 1999 para reclamar inversiones e infraestructuras-. Y es que el medio recibió ayer por la tarde un correo electrónico, procedente de la alcaldía de Teruel, en el que se acusaba a la web de "intromisión ilegítima al honor de la alcaldesa y del Ayuntamiento". La reacción no se hizo esperar.

La amenaza del consistorio turolense, al señalar que ejercerían "acciones legales penales y civiles en defensa del derecho constitucional al honor" si El Mundo Today no retiraba o modificaba el artículo, ha provocado una oleada de críticas en la red. Parece que la alcaldesa de Teruel no entiende Internet. O, al menos, no conoce el **efecto Streisand. Y es que pocas cosas hay más efectivas para lograr que un contenido se difunda en Internet, que intentar borrarlo de todas partes.

Este principio, incluido dentro de las leyes de Internet, fue popularizado con este nombre por una polémica que involucró a Barbra Streisand. Un fotógrafo captó una imagen de la mansión de la actriz en Malibú, con el objetivo de denunciar la degradación de la costa. Algo similar a la peregrina intención que podría tener El Mundo Today en este caso: criticar de forma abierta la corrupción. Ni Streisand ni Buj, sin embargo, entendieron la sátira, tomando el asunto como un tema personal. Pero Internet es el equivalente tecnológico más parecido a Hidra: si le cortas una cabeza, se multiplica.

Un caso similar sucedió con la famosa portada de El Jueves** sobre la familia real española. El auto del juez Del Olmo secuestrando aquel número fue criticado por expertos constitucionalistas. Aunque es verdad que ningún derecho es ilimitado, no es menos cierto que cualquier político, en este caso Emma Buj pero antes los reyes Felipe VI y Letizia, deben mostrar mayor tolerancia hacia las críticas y la sátira. ¿La razón? El mero hecho de ejercer un cargo público supone que estén expuestos a las críticas, amparadas por la libertad de expresión. O, en palabras del jurista José Ramón de Verda y Beamonte:

El TEDH [Tribunal Europeo de Derechos Humanos] recuerda que los límites de la libertad de expresión son más amplios para un político, que para un particular, porque el primero se expone inevitablemente y conscientemente a un control de sus acciones, tanto por parte de los periodistas como por los ciudadanos en general. Por lo tanto, debe mostrar una mayor tolerancia hacia las críticas. Recuerda, así mismo, que según su propia doctrina la sátira es una forma de expresión artística y comentario social, que, exagerando y distorsionando la realidad, pretende provocar y agitar. Por lo tanto, es necesario examinar con especial atención cualquier injerencia en el derecho de un artista -o de cualquier otra persona- a expresarse por este medio. Considera que el castigo penal de comportamientos como el del recurrente, probablemente, tendría un efecto disuasorio sobre eventuales sátiras relativas a personas con proyección social, las cuales pueden jugar un papel muy importante en el libre debate de cuestiones de interés general, sin el cual no puede existir una sociedad democrática.

En las últimas horas, Emma Buj ha anunciado que finalmente no emprenderá acciones legales contra El Mundo Today, a pesar del correo electrónico que hicieron llegar a la web satírica. Su caso, sin embargo, es un ejemplo más del poder del efecto Streisand en la red. Pero sobre todo es una lección de que la crítica y la sátira se amparan dentro de la libertad de expresión, especialmente en el caso de cargos públicos como el de la alcaldesa de Teruel.

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