Antes, en multitud de ocasiones, se solían utilizar burdos decorados en platós de rodaje para la ambientación de una película, y sólo a veces, cuando se contaba con el suficiente presupuesto, se llevaba a cabo uno de los trabajos más importantes en toda producción cinematográfica que se precie: encontrar las localizaciones idóneas que sirvan de escenario para aquello que se quiere contar con imágenes en movimiento. Por supuesto, se sigue rodando en platós, hoy sobre todo con croma y efectos digitales, pero los rodajes internacionales se han generalizado, especialmente en Hollywood. Y uno de los destinos preferidos para determinados filmes ha sido la provincia española de Almería durante muchos años; y hoy todavía se la escoge con ese propósito artístico.
Por qué Almería
La razón de que se opte por el paisaje almeriense como entorno de cine no es otra que su aridez, hecha de tierra seca, dunas, matojos y algunas palmeras no autóctonas, plantadas para los rodajes, que remeda el Viejo Oeste americano, la Arabia de principios del siglo XX, el norte de África en la Segunda Guerra Mundial o el antiguo Oriente Medio, sus vetustas edificaciones y sus costas, además de su luz peculiar, que lleva más de sesenta años enamorando a los directores de fotografía.
Los cineastas hollywoodienses o del spaghetti western han llevado sus cámaras hasta el desierto de Tabernas, las playas y los acantilados de Cabo de Gata, el cortijo de los Genoveses o el del campillo de doña Francisca, el municipio de Níjar, la pedanía de Los Albaricoques, las sierras mineras de Macael y las minas de oro de Rodalquilar, la antigua fortaleza árabe de la Alcazaba y las murallas de Jairán o el poblado de Fraile, también conocido como Mini Hollywood, que fue el primero parecido que se construyó para los rodajes, y luego, Texas Hollywood / Fort Bravo o Western Leone. Se trata, sin duda, del territorio cinematográfico español por excelencia.
Las películas más importantes que se han rodado en Almería
De entre el más de medio millar de películas para las que esta provincia española ha sido uno de sus escenarios de rodaje, destacan **Rey de reyes, dirigida por Nicholas Ray (Johnny Guitar, Rebelde sin causa), y El Cid, de Anthony Mann (Horizontes lejanos, La caída del Imperio Romano), con Charlton Heston o Sophia Loren, ambas hollywoodienses y de 1961; o la oscarizada Lawrence de Arabia, de David Lean (El puente sobre el río Kwai, Doctor Zhivago), con las interpretaciones de Peter O’Toole, Alec Guinness, Anthony Quinn u Omar Sharif, en 1962.
También **Cleopatra, de Joseph L. Mankiewicz (Eva al desnudo, La huella), en 1963, con Elizabeth Taylor, Richard Burton o Rex Harrison en el reparto; Por un puñado de dólares, de Sergio Leone (Érase una vez en América), en 1964, con Clint Eastwood; La colina, de Sidney Lumet (Doce hombres sin piedad, Network), con Sean Connery, y La muerte tenía un precio, de Leone, con Eastwood, Lee Van Cleef, Gian Maria Volonté o Klaus Kinski, ambas en 1965; o la que concluye la trilogía más famosa de Leone, El bueno, el feo y el malo, de 1966, con Eastwood, Van Cleef y un impagable Eli Wallach.
O Hasta que llegó su hora, otra de Leone, en 1968, con Claudia Cardinale, Charles Bronson, Henry Fonda o Jason Robards; la oscarizada Patton, de Franklin J. Schaffner (El planeta de los simios, Los niños del Brasil), en 1970, con George C. Scott y Karl Malden; Fraude**, de Orson Welles (Ciudadano Kane, Campanadas a medianoche) nada menos, en 1973, con el propio Welles y Joseph Cotten ante las cámaras; Conan, el bárbaro, de John Milius, en 1982, con Arnold Schwarzenegger, James Earl Jones y Max von Sydow; La Historia Interminable, de Wolfgang Petersen (El submarino), en 1984; o Indiana Jones y la última cruzada, de Steven Spielberg (La lista de Schindler, Minority Report), en 1989, con Harrison Ford, Sean Connery, John Rhys-Davies o River Phoenix.
Por otro lado, directores que han sobresalido en otros trabajos suyos también marcharon a Almería para rodar películas que no tuvieron mucha fortuna; directores como Jean Becker (La fortuna de vivir), Marco Ferreri (El pisito), Mark Robson (Más dura será la caída), Arthur Hiller (Love Story), Richard Lester (Robin y Marian), Robert Siodmak (Forajidos), Edward Dmytryk (Encrucijada de odios), John Guillermin (Muerte en el Nilo), Rainer Werner Fassbinder (Las amargas lágrimas de Petra von Kant), Richard Fleischer (Los vikingos), John Frankenheimer (El hombre de Alcatraz), Terence Young (Agente 007 contra el Dr. No), George Cukor (My Fair Lady), John Sturges (La gran evasión), Irvin Kershner (El retorno del Jedi), Terry Gilliam (*Doce monos) y Gabriele Salvatores (Mediterráneo).
Y desde el comienzo de este siglo, estas son las películas conocidas en las que se puede reconocer el entorno almeriense: Sexy Beast, de Jonathan Glazer, en 2000; El misterio de Wells, de Paul McGuigan, en 2003; Brothers, de Susanne Bier, en 2004; El sonido del trueno, de Peter Hyams, en 2005; Millennium 1: Los hombres que no amaban a las mujeres, de Niels Arden Oplev, y Los límites del control, de Jim Jarmusch, en 2009; *Exodus**, de Ridley Scott, que dejó unos dieciséis millones de euros de beneficio para Almería en 2014; o la recientemente estrenada Resucitado, de Kevin Reynolds, y la adaptación de Assassin’s Creed, de Justin Kurzel, en este 2016. No serán las últimas.