Puerto microUSB. Shutterstock.

A estas alturas de la película, cualquiera hubiese firmado un MWC 2016 con todos, o casi todos los fabricantes subiéndose al carro del USB-C para sus smartphones. No ha sido así, más bien al contrario. El LG G5 sí lo incluye, pero no los Galaxy S7 ni los nuevos Sony Xperia X, ni otros smartphone destacados en la segunda fila de los vistos en la feria. Tampoco en muchos de los presentados recientemente, con las excepciones del Lumia 950 y compañía.

El USB-C parecía la panacea, sobre todo para dispositivos móviles. Un estándar con mejores velocidades de transmisión de datos y posibilidades tanto de uso como de capacidad energética (soporta potencias eléctricas de hasta 100W -- 20V y 5). Pero en 2016 han llegado smartphones punteros sin él, que parecen posponer la llegada del esperado conector más fácil de poner "a ciegas", sirve en cualquier orientación.

El ¿modular? LG G5, uno de los pocos lanzamientos del MWC 2016 con USB-C.
El ¿modular? LG G5, uno de los pocos lanzamientos del MWC 2016 con USB-C.

No tantas ventajas

Al menos en comparación con el microUSB, el estándar hasta la fecha. Sí que es una mejora el hecho de que se pueda conectar en cualquier sentido, pero a nivel de circuitería interna, el tamaño que ocupa es prácticamente el mismo, y sigue siendo notablemente más que en los Lightning. No es que Apple tenga un conector que sea la panacea (aunque sí es cierto que técnicamente es realmente bueno), sino que todavía hay margen, se puede hacer algo más pequeño para arañar milímetros, vital en smartphones, y meter en su lugar un poco más de batería, por ejemplo.

Por otro lado, el USB-C es sólo un conector, el smartphone es el que puede ser USB 2.0 o 3.0. Y en muchos casos (OnePlus 2 sin ir más lejos) todavía es 2.0 como los microUSB. Además, aún no se soporte el USB 3.1, con mayor ancho de banda y mejor gestión de la energía, menor consumo.

USB-C.
USB-C.

Así se entiende que los fabricantes estén esperando a la salida de un miniUSB-C que permita mantener las bondades del USB-C, pero ocupando un espacio menor. Por otro lado, quienes tienen cierto ecosistema se muestran más reticentes al cambio. En el caso de Samsung tienen un buen número de accesorios más su nuevo ojo derecho, las Gear VR, con microUSB. El salto sería doloroso.

Para marcas cuyos smartphones corren en solitario, sin un ecosistema de accesorios y complementos orbitando a su alrededor, dar el tiro de gracia al microUSB sería mucho más sencillo. Véase el caso del OnePlus 2, uno de los primeros en abrazar ese cambio.

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