síndrome de Down

Denis Kuvaev | Shutterstock

"Los estudios demuestran que el síndrome de Down no es una enfermedad que debamos dejar de lado porque no tiene tratamiento y sea demasiado compleja. Sí hay posibilidad de intervenir de forma exitosa", afirmó Mara Dierssen, jefa de grupo del laboratorio de neurobiología celular y de sistemas en el Centro de Regulación Genómica de Barcelona. La investigadora señaló también que el trastorno "sigue siendo un reto para los científicos y los clínicos", dado que todavía se intenta entender cómo la trisomía del cromosoma 21 origina una amplia gama de efectos en los pacientes. Entre otros signos, la presencia de una copia extra del cromosoma 21 provoca déficit en el aprendizaje y la memoria, defectos cardíacos o el desarrollo temprano de alzhéimer.Se calcula que entre el 30 y el 40% de las personas con discapacidad intelectual son síndrome de Down

Entender las raíces moleculares de esta "condición multifactorial" es el objetivo del encuentro Síndrome de Down. De los mecanismos moleculares a los ensayos clínicos organizado hoy por la Fundación Ramón Areces. Dierssen explicaba a los medios de comunicación presentes que la complejidad del trastorno se basa en que no está causado por una mutación, "sino por un exceso de proteínas". Es decir, la comunidad científica todavía desconoce qué genes del cromosoma 21 participan directamente en los efectos asociados al síndrome de Down. "Debemos comprender qué está alterado en la trisomía y ver los mecanismos neuropatológicos implicados para así mejorar los procesos cognitivos de los pacientes con síndrome de Down", comentó la investigadora. El trastorno está considerado como una de las anomalías cromosómicas más comunes, que afecta a unas 34.000 personas en España y a seis millones en todo el mundo.

Uno de los científicos pioneros en el estudio del síndrome de Down es Víctor Tybulewicz. El investigador del Francis Crick Institute trabaja desarrollando ratones modificados genéticamente para conocer por qué la trisomía del cromosoma 21 está asociada con problemas de corazón. Según explicaba Dierssen durante la rueda de prensa, "fue instrumental en síndrome de Down que aparecieran modelos animales con trisomía parcial", que han permitido identificar genes que cuando expresan tres copias dan lugar a los defectos congénitos de tipo cardíaco. Resolver los "misterios genéticos" que rodean al síndrome de Down es fundamental, ya que se calcula que entre el 30 y el 40% de las personas con discapacidad intelectual son síndrome de Down. En palabras de la científica del CRG de Barcelona, "[en cada paciente] existe una variabilidad genética además de la propia trisomía del crosomosoma 21, por lo que hay que pensar en terapias personalizadas". Los estudios básicos sobre el desarrollo de este trastorno están ayudando a mejorar las investigaciones sobre nuevas terapias. "No creo que haya un único tratamiento que funcione", comentó Dierssen en la sede madrileña de la Fundación Ramón Areces.

síndrome de Down
Rueda de prensa de los investigadores expertos en síndrome de Down. Imagen cedida por la Fundación Ramón Areces.

La I+D+i de nuevos medicamentos está siendo impulsada tanto desde el sector público como desde el ámbito privado. En ese sentido, el grupo de Mara Dierssen ha realizado dos ensayos clínicos -el primero, en fase 1 con treinta voluntarios sanos, y el segundo, con 87 pacientes- con los que ha demostrado "mejoras cognitivas" en los afectados. La molécula evaluada, que de momento parece segura y no tóxica, presenta cierta eficacia en relación a la función ejecutiva y a la memoria a medio y largo plazo. Los resultados del segundo estudio, que aún no han sido publicados, "son muy positivos", adelantó Dierssen. Menos optimista se mostró Alberto Costa, investigador de la Facultad de Medicina de la Universidad Case Western Reserve de Cleveland (Ohio, Estados Unidos). El investigador lideró un ensayo piloto en cuarenta personas de la memantina, un fármaco ya autorizado como terapia contra el mal de Alzheimer, en el que se probó una mejoría en la memoria a largo plazo. Los resultados del segundo estudio, en el que participan doscientos voluntarios, ofrecen "ciertos indicios" que permiten ver cinco medidas relacionadas con la cognición.Según los investigadores, el trastorno provocado por la trisomía del cromosoma 21 "no ha recibido toda la atención que merece"

Las investigaciones para hallar nuevos tratamientos contra el síndrome de Down también han empezado a arrancar -tímidamente- en la industria privada. Así lo reconoció Xavier Liogier D'ardhuy, científico para el sistema nervioso central del Centro de Innovación de Roche en Basilea. "La discapacidad intelectual es algo nuevo para las grandes farmacéuticas en general y para Roche en particular", admitió. El neuropsicólogo trabaja en los primeros ensayos clínicos para mejorar la capacidad intelectual de personas con síndrome de Down, después de que los estudios en animales demostrasen mejoras cognitivas de la inhibición farmacológica de los receptores cerebrales GABAα5. Tras probar la seguridad de la molécula en los estudios en fase I, su equipo presentará los resultados del ensayo en fase II realizado en adolescentes y adultos el próximo mes de mayo. El desarrollo de este tipo de medicamentos podría ser beneficioso también para tratar otras discapacidades intelectuales ya que, según Dierssen, "existen muchos mecanismos moleculares comunes". Otra de las incógnitas a resolver será comprobar cuál es la mejor fecha para iniciar estas terapias. "Son más eficaces los tratamientos a nivel prenatal en ratones", comentó la científica. Una idea en la que coincidió también Liogier D'ardhuy, quien planteó que "lo ideal sería llegar a la edad más precoz posible". Todo sea por abordar un trastorno complejo y a menudo poco estudiado, "que no ha recibido la atención que merece", en palabras del moderador de la mesa Juan Carlos López, anterior editor de la revista Nature Medicine.

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