La Agencia Espacial Europea ya cuenta con una nueva misión para "radiografiar" el estado de salud del planeta Tierra. El lanzamiento del Sentinel 3A amplía el trabajo del programa de satélites de la ESA. Gracias al vehículo Rockot, el Sentinel 3A ha sido lanzado hoy con éxito desde el cosmódromo de Plesetsk. Desde la base espacial rusa el satélite ha partido rumbo a una altura de 814,5 kilómetros, donde orbitará el planeta Tierra con el objetivo de mapear la superficie terrestre y los océanos mediante los avanzados sistemas ópticos y de rádar con los que cuenta.

El principal trabajo de Sentinel 3A será medir la temperatura global del planeta con el instrumento SLSTR (Sea and Land Surface Temperature Radiometer), una herramienta con la que conseguirá una precisión mejor que 0,3 K. El "termómetro espacial" de la ESA se centrará especialmente en determinar las temperaturas de océanos y superficie terrestre.

Una radiografía espacial de la Tierra

Este cometido, según ha informado la propia Agencia Espacial Europea también ayudará a seguir la evolución de fenómenos como El Niño. Y es que la temperatura de estas regiones influye notablemente en la intensidad de los huracanes y los ciclones tropicales, causando daños estimados en cientos de millones de euros. Asimismo los datos ofrecidos por Sentinel 3A mejorarán la gestión de recursos marinos, dando información sobre la aparición de mareas de algas tóxicas o el vertido de basuras a océanos y mares.

Además de servir como "termómetro espacial", Sentinel 3A también tendrá como objetivos medir la elevación o el color de la tierra y de los océanos con gran precisión y fiabilidad, además de evaluar el grosor de las banquisas de hielo. En particular el satélite será capaz de determinar cambios en el nivel del mar, la contaminación o la productividad biológica de los océanos.

Sentinel
ESA–Pierre Carril

Su trabajó servirá además para cartografiar los usos del terreno, obtener índices de vegetación o detectar incendios forestales desde el espacio. Por estos motivos, la misión contribuirá significativamente a los servicios de pronóstico marítimo y de la monitorización del clima y del medio ambiente, ayudando a implementar mejores políticas medioambientales.

Sentinel 3A forma parte del programa europeo Copernicus, una iniciativa de monitorización ambiental en la que ya trabajan los satélites Sentinel 1 -que realiza observaciones de la Tierra mediante sistemas rádar- y Sentinel 2, que también monitoriza los océanos. Pero a diferencia de los dos satélites anteriores, Sentinel 3A es la misión más compleja de Copernicus gracias a la colaboración público-privada entre la propia ESA y un consorcio empresarial liderado por la francesa Thales Alenia. Al igual que el resto de satélites de este programa, la vida útil de Sentinel 3A es de siete años, aunque posee combustible para permanecer doce años en el espacio. El segundo satélite de esta familia, conocido como Sentinel 3B, será lanzado en 2017, con el fin de completar el trabajo de los instrumentos enviados hoy al espacio.

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