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El bisfenol A (BPA) es uno de los disruptores endocrinos más conocidos. El compuesto químico, conocido por su uso en la fabricación de biberones, botellas o envases de plástico, puede conllevar riesgos para la salud, lo que hizo que la Unión Europea prohibiera su utilización en biberones en 2011. Las sospechas sobre la peligrosidad del BPA hicieron que la industria promoviera el empleo de alternativas libres de bisfenol A. ¿Pero son estos productos 'BPA-free' seguros? Un trabajo publicado en la revista Endocrinology pone en duda estas cuestiones.El bisfenol A, promocionado como "compuesto seguro", es una de las alternativas más extendidas al bisfenol A

Según el equipo de Nancy Wayne (Universidad de California, Los Ángeles), "el estudio muestra que fabricar productos de plástico con alternativas al BPA no hace que sean más seguros". La investigación estudió los efectos de bajos niveles de bisfenol S (BPS), una de las alternativas más extendidas al bisfenol A, en pez cebra. Los resultados demostraron que este compuesto, promocionado como "seguro", altera la fisiología de los animales a nivel embrionario en tan solo veinticinco horas. Como ha explicado Wayne, "la exposición a BPS presenta un impacto significativo en el desarrollo de las células nerviosas y los genes que controlan la reproducción en estadios más avanzados". "El bisfenol S no es seguro", ha afirmado la experta en endocrinología de la UCLA.

Mismo mecanismo, ¿mismos efectos?

Sus resultados se unen a los publicados hace un año en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, en los que un equipo de la Universidad de Calgary apuntaba el perjudicial efecto del bisfenol S sobre el desarrollo cerebral y el comportamiento en modelos animales. Según el Dr. Ángel Nadal, "existe suficiente evidencia como para pensar que el bisfenol A produce alteraciones importantes y está detrás de patologías a nivel epidemiológico en animales y humanos". El catedrático de Fisiología de la Universidad Miguel Hernández de Elche explica a Hipertextual que "ya empieza a haber estudios que muestran que el mecanismo molecular del BPA y del BPS sería igual, por lo que podrían producir los mismos efectos".El estudio apunta que el bisfenol S podría afectar a la fisiología de los animales tras una exposición de 25 horas

El bisfenol A era empleado tradicionalmente para fabricar plásticos transparentes rígidos como el policarbonato, una utilización autorizada por la normativa europea. Los resultados preliminares sobre su posible impacto en la salud pública llevaron a la Unión Europea a prohibir "la comercialización e importación de biberones de policarbonato para lactantes que contengan bisfenol A", según la información recogida por la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN). La medida, que entró en vigor el 1 de junio de 2011, tenía como objetivo evitar los posibles efectos negativos en el organismo que tendría el BPA, "especialmente en un organismo en desarrollo como el del niño, afectando al sistema endocrino, a sus defensas y a la aparición de tumores", como recogen desde la Asociación Española de Pediatría.

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"Los plásticos hechos con bisfenol S son más resistentes al calor y a sustancias ácidas o alcalinas", comenta Nadal, una característica que provoca una menor liberación de los "monómeros perjudiciales". Sin embargo, el catedrático de la UMH sostiene que las evidencias disponibles apuntan que "no es tan seguro". El experto recomienda que "no se fabriquen plásticos con compuestos químicos que tienen efecto estrogénico", como puede ser el bisfenol A y probablemente también el BPS. "Deberíamos seguir el ejemplo de Francia, que rechaza el uso del BPA y el BPS en plásticos que estén en contacto con alimentos y bebidas", recomienda Ángel Nadal. El experto lamenta que el uso de plásticos a partir de policarbonatos esté tan extendido y apuesta por la "química verde" y la innovación para buscar alternativas. "Deberíamos invertir en el desarrollo de nuevos plásticos y probar que son seguros antes de la exposición", sostiene.El Dr. Ángel Nadal recomienda seguir el ejemplo de Francia, que rechaza el uso de BPA y BPS en plásticos que estén en contacto con alimentos y bebidas

Las declaraciones de Nadal contradicen la opinión difundida en 2015 por la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria. La EFSA, tras realizar una reevaluación completa del riesgo de bisfenol A con las investigaciones publicadas desde 2006, determinó que la exposición a este compuesto químico "no plantea ningún riesgo para la salud humana ya que los niveles actuales de exposición calculados están muy por debajo (de 3 a 5 veces) a la ingesta diaria tolerable de 4 µg/kg de peso corporal/día para todos los grupos de edad y poblaciones sensibles, como embarazadas y ancianos". Nadal no está de acuerdo con este nivel de riesgo, ya que su grupo ha encontrado efectos perjudiciales a niveles de 10 µg/kg/día. La autoridad europea concluyó que dosis altas de bisfenol A podrían causar "probablemente" efectos adversos en el riñón y en el hígado, además de afectar las glándulas mamarias de los roedores. Asimismo, la EFSA planteó que "no es probable que el bisfenol A pueda tener efectos en el sistema reproductivo, nervioso, inmunológico, metabólico y cardiovascular ni en el desarrollo de cáncer, aunque tampoco lo puede descartar".

El Dr. Ángel Nadal señala a Hipertextual que existe una "falta de información y especificidad" sobre la presencia de compuestos como el BPA o el BPS en los envases de plástico que usamos a diario. "Es difícil estar informado a nivel científico sobre los disruptores endocrinos", afirma. El catedrático de Fisiología de la UMH recomienda evitar el uso de bisfenol A, una medida que ya han empezado a tomar empresas de alimentación como Nestlé, Heinz, ConAgra y General Mills. Respecto a los nuevos resultados sobre el bisfenol S, Nadal también aconseja no utilizarlo. "Algo complicado para los consumidores", admite el investigador, en un momento en el que "todo viene envasado, hasta el jamón".

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