Durante años los grandes aficionados al sistema operativo de Android tomaban las redes sociales para pregonar la nueva fé. La verdadera fé del sistema operativo abierto que llegaba a nosotros en los albores de la amenaza del iPhone y la BlackBerry. Justo cuando parecía que Symbian estaba derrotando a Windows Mobile... otro sistema operativo cerrado se cernía sobre las tropas de la libertad.

Android, hasta la versión 4 ó 4.1, era un sistema operativo inmaduro, un montón de parche sobre parche apilados en busca de un sentido. Su principal arma era una incansable infantería de hackers profesionales y amateur que tocaban, cambiaban, personalizaban el software de sus terminales en búsqueda de la permutación perfecto. La innovación sin pausa, la eterna reforma y la búsqueda de evolucionar el sistema operativo era la obsesión para muchos.

A estas modificaciones del software, cuando tomaban una envergadura suficiente, se les denominaba "ROM". El término que, por sus siglas en inglés, define la memoria de solo lectura. Aunque estuviera físicamente en el mismo chip que permitiera escritura, el sistema operativo se encargaba de hacer que el usuario no pudiera modificar esa parte. En cierto sentido se convirtió en sinónimo del propio sistema operativo.

Aunque había personalizaciones que cuidaban el diseño —o no lo modificaban—, otras hacían y permitían verdaderas atrocidades.
Aunque había personalizaciones que cuidaban el diseño —o no lo modificaban—, otras hacían y permitían verdaderas atrocidades.

El tiempo libre, habilidad técnica, y posibilidades crearon una sopa primordial que propuso las condiciones perfectas para que la industria de las ROM eclosionara. Algunas de las más populares, como CyanogenMod, han evolucionado en grandes empresas de software. Hace un año, Cyanogen recibía 70 millones de dólares de parte de, curiosamente, Microsoft. Hoy, Cyanogen es ya un jugador más de la industria y viene instalado en varios smartphones. El hobby de Steve Kondik, alias Cyanogen, su fundador, se convirtió en un importante negocio.

Inevitable ocaso

Pero las ROM pasaron a un segundo lugar, o incluso más atrás. Hay varios factores que han contribuido a esta caída en gracia de las ROM, haciendo que muchos de los usuarios que antes pasaban días enteros personalizando sus teléfonos con software hecho por otros entusiastas dejaran de hacerlo.

1. Android ya es muy, muy maduro. Por supuesto, tiene sus problemas, pero la inestabilidad de versiones pasadas como Froyo o GingerBread hace tiempo que quedó aparcada. Para muchos de los entusiastas, es más que suficiente. O por lo menos, hace que no merezca la pena, trastear con el smartphone.

2. Los fabricantes protegen más el sistema. Aunque hay algunos que promocionan tener el bootloader abierto para que cualquier usuario pueda cambiar cosas, por lo normal siempre ha estado mal visto por parte de los fabricantes. La inclusión de medidas de seguridad internas extra como los lectores de huellas o Samsung Knox, ha echado para atrás a muchos entusiastas que querían seguir disfrutando de estas características.

3. Partes personalizables ya no son requieren trastear. Son fácilmente conseguibles desde la propia Google Play y otras tiendas de aplicaciones. Otras aún no, mención especial para Xposed, el último gran motivo porque algunos siguen toqueteando su terminal.

Es cierto que hay muchos que siguen utilizando métodos de rooteo por afición, deseo e incluso requisito para sus propias necesidades. Al fin y al cabo es tu smartphone y haces lo que quieres con él, pero para muchos, las ROM dejaron de ser ese "mal necesario" en el que invertir horas. A pesar de la libertad de acciones que proporciona Android, muchos de sus usuarios eligen comprar un hardware concreto por el software que trae de fábrica.

Por cierto, seamos sinceros, la mayoría de las ROM daban más trabajo del que solucionaban. Y el diseño medio era —¿es?—, muy, muy feo. Con Lollipop o Android M en nuestros terminales, no las echaremos de menos.

Recibe cada mañana nuestra newsletter. Una guía para entender lo que importa en relación con la tecnología, la ciencia y la cultura digital.

Procesando...
¡Listo! Ya estás suscrito

También en Hipertextual: