El enemigo de mi enemigo es mi amigo. O eso han debido pensar en Lyft, que ha confirmado una alianza global con empresas como Didi, GrabTaxi u Ola para luchar contra Uber. Y a pesar de que pueda parecer poco contra el gigante, lo cierto es que estas empresas, con fuerte presencia en Asia, abarcan el 50% del total de público objetivo para este tipo de servicios. Casi nada.
Y el problema para Uber es que esto no viene de ahora. A principios de septiembre, Lyft y Didi, la compañía rival de Uber más grande de China, llegaron a un acuerdo para que sus usuarios pudieran reservar coche desde sus aplicaciones independientemente del servicio que quisiera usar el usuario, una suerte de aplicación universal pero con las identidades corporativas de cada una.
A pesar de esta unión, las compañías siguen manejando sus operaciones. Es decir, cada compañía todavía tiene plenas competencia en la creación de sus mapas y aplicaciones, gestión de rutas y, sobre todo, gestión y administraciones de los pagos en los países en los que operan.
"Esto no es sólo una alianza de cuatro empresas, es también una oportunidad para tener un mayor impacto en el futuro de nuestras ciudades en todo el mundo." John Zimmer, presidente y co-fundador de Lyft.
Lo más interesante del asunto es que esta alianza anti Uber también abre los brazos a cualquier otra compañía que quiera hacer frente al gigante, que llegó al mercado con una nueva propuesta del taxi y que en poco tiempo se ha ganado la simpatía de los usuarios y la enemistad de la competencia, tanto antigua como nueva. Y es que la unión, por un lado del transporte convencional, y por otro de los competidores era de esperar en tanto en sus pocos años de vida, Uber ya opera en 67 países y está experimentando unos de los crecimientos más rápidos vistos en una compañía de servicios de transporte.