La innovación en materia de seguridad que vemos en los coches va muy por delante de los test de organismos como EuroNCAP que valoran la seguridad de los mismos sometiéndolos a pruebas de impacto. De su nota el fabricante puede presumir o no de tener un coche más o menos seguro pero ¿qué pasa si incluyen dispositivos enfocados a la seguridad que el organismo no es capaz de medir?
EuroNCAP introduce una nueva prueba que evaluará a los vehículos que incluyan sistemas de frenada automática en caso de detectar peatones. De esta forma aseguran, darán información al posible comprador sobre el funcionamiento de los mismos y las diferencias a igualdad de condiciones entre modelos.
Personalmente opino que estos test de seguridad están de capa caída. Los fabricantes mejoran sus vehículos para superar esta prueba consistente en diferentes impactos pero siempre iguales y cuando tratan de realizar otro tipo de choques, fallan estrepitosamente.
En la actualidad, podemos encontrar este tipo de dispositivos en modelos como el Audi Q7, el serie 2 de BMW, el Ford Mondeo, Mercedes Clase C y el Volvo V40. Para esta nueva prueba se simularán tres escenarios urbanos:
Un adulto caminando Un adulto corriendo * Un niño saliendo detrás de un coche estacionado
Los vehículos tendrán que ser capaces de evitar la colisión con el maniquí a velocidades de 40 km/h, también se realizará una prueba a una velocidad de hasta 60 km/h para evaluar la reducción de los daños dado que el vehículo puede no frenar completamente, pero si reducir considerablemente su velocidad. Este último análisis se basará en la capacidad de supervivencia del dummie.
EuroNCAP apuesta por la innovación y se convierte en la primera empresa del mundo en analizar el funcionamiento de este sistema de ayuda al peatón en caso de atropello.