El uso de tierras raras en el proceso de creación de un motor eléctrico todavía no es un gran problema pero en el momento en el que esta tecnología despegue y sus ventas comiencen a ser significativas, será muy importante que la capacidad para reciclar este tipo de propulsores aumente considerablemente, sino, tendremos un problema grave.

En pocos años el neodimio, disprosio, y el praseodimio formarán parte de nuestro vocabulario.

El laboratorio WPI ha sido una de las pocas instalaciones en llevar a cabo esta investigación. El objetivo era tan simple como llano: la producción de las tierras raras que se emplean en la fabricación de un coche eléctrico están controladas casi en su totalidad por el mercado chino, reciclar el 80% de ellas supone evitar dependencias.

El trabajo del equipo de investigadores ha sido solucionar el problema de la separación de las tierras raras de otros materiales utilizados para fabricar los coches. Además, prometen que su sistema es sostenible y eficiente. Y no hay nada mejor que demostrar usando un vehículo de pruebas, en este caso un Chevrolet Spark eléctrico.

El 97% de las tierras raras provienen de China.

Para la prueba desmontaron el motor, lo hicieron pedazos y luego trituraron las piezas. El uso de un proceso de extracción químico de dos etapas fue capaz de separar el 80% de los elementos de tierras raras así como recuperar otros materiales reciclables como chips de acero. Un proceso que si bien ha sido demostrado que funciona en vehículos eléctricos, sería exportable a otro tipo de elementos como turbinas eólicas, radiografías, escáneres...

Pero lo más curioso es el comienzo de esta investigación, que data de la primavera de 2014, cuando WPI recibió un premio de más de 7 millones de dólares procedentes del Ejército de Estados Unidos para desarrollar nuevos métodos metalúrgicos y aleaciones ligeras para ayudar a los militares a construir vehículos más ligeros, duraderos y eficaces. Una parte de esta investigación se dedicó a explorar métodos para extraer elementos de tierras raras a partir de minerales que se encuentran fuera de China y descubrieron que podían usarlo para reciclar las tierras raras que se compran a China y así disminuir la dependencia de países como Estados Unidos del mercado chino.

Lo importante es que sería posible reciclar una gran parte de uno de los componentes más difíciles de encontrar en el mercado para fabricar coches eléctricos y que podría llegar a suponer un problema a no tan largo plazo sino comenzamos a poner soluciones ya.

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