Una de las obsesiones de los últimos tiempos ha sido la de buscar sustitutos o equivalentes al ecosistema, prácticamente único, que se ha creado en Silicon Valley. Que si nuevas sedes en otros lugares de Estados Unidos menos viciadas por la fama de la Bahía de San Francisco, en Reino Unido, Francia, España, Singapur o China... Pero pocos podría haber aventurado que Corea del Norte también quiere estar en las quinielas. A su manera y de forma independiente, claro está.
Hace unos días, Mashable informaba sobre un viaje que un grupo de académicos e investigadores norcoreanos había realizado a Singapur con el único objetivo de encontrar mecanismos para fomentar un ecosistema empresarial de base tecnológica dentro de las fronteras de su peculiar país; y conseguir encontrar la manera de motivar a los "emprendedores coreanos".
Las startups socialistas
Un de la luchas principales del régimen de Kim Jong-un ha sido contra las bases del capitalismo, el cual ha limitado hasta casi lo inexistente en todas las regiones de Corea del Norte. Las políticas económicas del país se fundamentan en la desincentivación del propio consumo mediante la limitación, o incluso prohibición de productos de consumo, herramienta mediante la cual han de crecer casi el 100% de las startups, al menos en el resto del globo.
Corea del Norte quiere crear un sistema de startups socialistas
El país, que aspira a convertirse en una superpotencia económica, cuenta con un ecosistema de empresas de planificación centralizada, siendo la mayor parte de los negocios propiedad del gobierno; con algunas excepciones de entidades extranjeras que pueden operar en el país bajo permiso del "Gran Líder" y con la incursión estatal en el desarrollo de su actividad.
Con este panorama, quién podría imaginarse que una startup pueda crecer, o incluso nacer allí. Pero el objetivo de los miembros del gobierno no es iniciar una apertura para aceptar la lógica emprendedora. La meta se encuentra en buscar una configuración socialista para las startups, que desde luego tendrán el apoyo, y por ende el control, del Gobierno.
Apoyos del Gobierno también para emprender
Cuando algo no surge de forma orgánica se crea, y más vale que funcione. O al menos esto pensó Corea del Norte cuando comenzó a crear sus "zonas económicas especiales", 29 en particular, en la que la más avanzada se encuentra al sur de Pionyang.
Esos centros especiales servirían como inicio y foco de expansión del ecosistema emprendedor, un Silicon Valley a su manera. A su manera porque no tienen otra forma de hacerlo. Por norma general, en los centros de innovación son lugares para crear y hacer networking, entre emprendedores e inversores. En este caso, el único inversor seguiría siendo el Estado; puesto que no se permite la entrada a entidades de capital extranjero, y mucho menos privado.
¿Qué tipo de startup tendría éxito allí?
En Corea del Norte existen aproximadamente dos millones de suscripciones a tarifas de telefónía móvil, de un total de 24 millones de habitantes. Los norcoreanos no cuentan con acceso a Internet, salvo en ciertas ocasiones y a ciertos sitios aprobados por el Gobierno. Y los turistas, desde julio de 2015, también tienen limitado su acceso a la Red.
De momento, no existen muchas experiencias emprendiendo en Corea del Norte
Con este panorama desolador ¿cómo habría de formarse una startup? Según ellos, el objetivo estaría en entender qué productos se encuentran en el mercado y a disposición del público, entender cuáles son las necesidades y posibilidades reales y finalmente encontrar el nicho de mercado y de negocio. Como todas las startups vamos, pero con una mayor dificultad de disponibilidad técnica y tecnológica. Además de una limitación geográfica de su actividad.
La única startup que he podido encontrar, y que haya salido fuera de Corea del Norte, ha sido Chemion, que ha creado una gafas led simplemente para uso estético. Algo muy pequeño, y poco significativo para todo lo que implica el mundo de las startups.
Desde luego, aún queda mucho camino para las startups de Corea del Norte, pero si sirve para abrir la mentalidad de un país encerrado en sí mismo, aunque sea solo un poco, bienvenido sea.