Aunque ver películas o series puede servir de inspiración para crear instantáneas, también existen muchos largometrajes cuyo argumento gira en torno a las pasiones que despierta el mundo de la fotografía. Si tú también eres un fanático de las imágenes, no sentirse identificado es casi imposible.
Aprender sobre composición es difícil sin antes nutrirse del trabajo de grandes referentes en el ámbito. Tarantino nos enseñó el significado de utilizar un plano contrapicado, de Orson Welles aprendimos cómo cuidar de forma meticulosa la regla de los tercios, y con Kubrick supimos darle importancia a la perspectiva. Pero la fotografía no es solo encuadrar y buscar los puntos fuertes de la imagen, también hay que contar una historia.
Esa historia es la que el fotógrafo plasma a través de su cámara, conectando así la realidad con la persona que convierte aquel instante en algo inmortal. Cada imagen es un fragmento de todo aquello que sucedía en aquel instante de la toma, algo que en función del contexto tendrá más o menos importancia. Por ello, tampoco es de extrañar que el mundo de las imágenes haya servido para inspirar muchas películas de fotógrafos, las cuales son capaces de transmitir muchas de esas pequeñas historias a la gran pantalla.
Boyhood
La última película de Linklater juega bastante con la nostalgia, ya que a través de su personaje vamos siendo partícipes de diferentes objetos o situaciones icónicas relacionadas con el pasado. Asimismo, en el largometraje también somos testigos de la pasión que su protagonista deposita en la fotografía, la cual también sirve como ancla del pasado y recurso nostálgico sobre su vida.
Los puentes de Madison
Vale, es una película asociada a la lágrima fácil y recomendada para aquellos momentos de tristeza donde solo te apetece comer chocolate. Sin embargo, al margen de la historia de amor mostrada también existe otra relación: la de su protagonista con la fotografía. De hecho, el personaje encarnado por Clint Eastwood es un fotógrafo de National Geographic que tiene como objetivo captar imágenes de la zona. Por ello, hay detalles que no tienen desperdicio, como ver a Clint Eastwood meter los carretes en la nevera para evitar su deterioro.
La vida secreta de Walter Mitty
Yo también era de aquellos escépticos que les costaba asociar “buena película” con Ben Stiller, pero lo cierto es que este largometraje me sorprendió. El protagonista es un empleado de la revista Life, el cual comete un error y pierde la imagen que posteriormente serviría para ilustrar la portada. Tras eso, Walter Mitty emprende un viaje en búsqueda del fotógrafo que capturó esa toma, el problema es que éste no para de recorrer el mundo buscando la mejor instantánea posible.
The Bang Bang Club
Esta película narra la historia del grupo conocido como “The Bang Bang Club”, quien se encontraba integrado por 4 fotógrafos que durante la década de los 90 buscaban retratar cruel realidad que estaba viviendo Sudáfrica a causa del apartheid. De ellos podemos destacar a Kevin Carter, ganador de un premio Pulitzer por una de las fotos más crueles que hemos sido testigos.
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Nightcrawler
No sé si se puede agrupar en películas de fotógrafos, pero igualmente es un producto que nos invita a reflexionar sobre el uso ético de las imágenes. Nightcrawler realiza una profunda crítica del sensacionalismo en la prensa y lanza un mensaje claro: ¿hasta qué punto se puede llegar para conseguir una exclusiva? En ocasiones podemos olvidar que tras el visor de una cámara se capta una realidad y que tenemos poder para actuar sobre ésta. La diferencia entre ser un espectador o protagonista de los hechos es abismal.
La ventana indiscreta
Cualquier fotógrafo es también un voyeur de todo aquello que le rodea, aunque claro, tampoco debemos llegar al nivel de James Stewart en “La ventana indiscreta”. El personaje es un reportero gráfico que, tras verse obligado a tomar reposo en su casa, comienza a observar a través de su ventana y a comprobar todo aquello que ocurre en el interior de otras viviendas. La herramienta de la que se sirve es, como no, un teleobjetivo.
También existen otras películas de fotógrafos donde la imagen adquiere una gran importancia. “Ciudad de Dios”, “Memento”, “El ojo público” o “Blow up” pueden ser algunos ejemplos que podríamos añadir a los largometrajes que hemos señalado anteriormente. La fotografía forma parte de nuestras vidas y, como consecuencia de ello, también del séptimo arte.