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Cuando comencé a ver Sense8 no iba con altas expectativas, por dos razones principalmente: los avances que había visto hasta ese día me generaban más confusión que interés y salvo por el hecho de que los hermanos Wachowski estaban detrás del proyecto, no había ningún otro nombre o rostro que llamara la atención; pero, si algo hay que decir de las producciones de Netflix es que han sorprendido gratamente en varias ocasiones anteriores, con mucho menos bajo la manga que el talento del duo dinámico de hermanos que todos conocemos por haber creado The Matrix.

Por otro lado estaba Internet, y antes del estreno oficial ya varios medios grandes habían publicado reseñas de la temporada completa, en general con pocas cosas buenas que decir, y aunque no suelo leer nada sobre las series, películas o videojuegos que juego antes de probarlos yo misma, llegaron a mis oídos muchos comentarios malos sobre Sense8. Algo desanimada, le di play al primer episodio el sábado, y traté de olvidarme de lo que pensaban los demás y darle una oportunidad de verdad.

Una trama compleja que se construye despacio

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Antes de escribir este artículo ya he intentado explicarle la trama a dos personas distintas y aunque me ha costado mucho menos de lo que cuesta entender Interstellar, sigue siendo bastante complicada, pero eso no le quita ni un poco lo interesante. En Sense8 nos encontramos en un escenario de ciencia ficción desde un principio, la historia juega con la evolución del ser humano y nuestra capacidad para conectarnos con otros y ser capaces de aceptar cosas que están más allá del nuestro entendimiento actual como especie.

Sense8 trata sobre la trascendencia de las conexiones humanas. Los sensate son humanos ¿evolucionados? que nacen o ¿renacen? en grupos de ocho personas. Estas personas "despiertan" o "nacen" de nuevo, cuando otro sensate los da a luz. O algo así, les dije que era complicado. A partir de ese momento, cada sensate empezará a conectarse gradualmente con los otros miembros de su grupo. Un sensate deja de ser solo el mismo y se convierte en las otras siete personas. A partir del nacimiento todos podrán acceder a los pensamientos más íntimos de los otros, a sentir lo que sienten, ver lo que miran, saber lo que saben y también son capaces de controlar y experimentar el mundo a través del cuerpo de los otros. Y, en todo momento ambas personas son conscientes de la conexión.

Esta primera temporada explora como cada individuo descubre estas conexiones, y vemos como se "visitan" los unos a los otros de una forma que parece aleatoria pero que en realidad se trata de una conexión emocional que atrae las consciencia de uno a la del otro.

Impresionante diversidad cultural

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Una de las cosas que más me ha gustado de toda la serie es el hecho de que se han tomado la molestia de elegir un cast inmensamente diverso, no solo se trata de personas que en la trama son completamente diferentes sino que están en lugares distintos del mundo, así como cada sensate experimenta el mundo de los demás miembros de su cluster como algo nuevo y diferente para ellos, el espectador tiene la oportunidad de visitar muchos lugares del planeta a través de estos personajes, su cultura y sus problemas sociales.

"Cuando renaces como un sensate, dejas de ser sólo tú"

Lana y Andy Wachowski se han tomado en serio el mundo, y han intentado ser críticos de muchas sociedades modernas y los estigmas que muchos acarrean por ser diferentes. Al mismo tiempo no es algo hecho al azar como una agenda política que desencaja con la trama, sino que justamente es en las diferencias entre estos personajes que radica el nucleo de sus conexiones. Justamente, lo que nos hace diferentes, es muchas veces lo que nos une.

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Los ocho sensate incluyen a cuatro hombres y cuatro mujeres. Kala, una mujer hindú que tiene que lidiar con un matrimonio inminente que parece hacer muy felices a sus padres pero no a ella. Wolfgang, un joven alemán delincuente y miembro de una familia mafiosa que tuvo una infancia excesivamente dura. Sun, una mujer coreana ejecutiva bancaria que ha sido menospreciada por su padre toda la vida por ser mujer, y que aún sufre la perdida de su madre cuando era niña. Lito, un hombre mexicano, actor de películas y telenovelas que vive una doble vida porque es gay y no sale del closet para proteger su carrera. Nomi, una mujer transexual y lesbiana que finalmente vive la vida que quiere con su pareja luego de ser agredida por su propia familia y por la sociedad por ser diferente. Will, un joven norteamericano policía con un padre alcohólico y una tendencia a meterse en problemas con sus superiores por ser idealista. Riley, una joven DJ de Islandia que vive en Londres, tiene problemas de drogas y es completamente miserable. Y Capheus, un joven de Kenya que ha tenido una vida increíblemente difícil, trabaja muy duro para poder comprar medicinas y tratar el VIH que sufre su madre y es el fan número uno de Jean-Claud Van Damme.

¿Qué podrían tener todas esas personas en común? A simple vista es bastante difícil pensar que personas tan diferentes, con circunstancias de vida tan opuestas, y que viven a miles de kilómetros de distancia puedan llegar a estar completamente conectados y entenderse mejor que nadie en este mundo. Eso es justamente le premisa de Sense8, como el ser humano evolucionó para poder estar en contacto con sus pares verdaderamente, y sentir lo que otros sienten, el máximo nivel de empatía posible. Una utopía.

Un gran desarrollo de personajes y un soundtrack magistral

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Sense8 tal vez se sienta como una serie algo lenta para quienes están acostumbrados a más acción. No es mi caso, y no lo sentí así, me parece que mantiene un ritmo casi perfecto y se toma el tiempo de desarrollar a cada uno de sus personajes dándoles el mismo nivel de protagonismo a todos. Algo que como es de esperarse, va a tomar tiempo, pues son ocho personas. El cuarto capítulo es uno de mis favoritos, y sin duda uno de los más movidos, aunque para la recta final, a partir del 7 u 8 la acción y el nivel de tensión se elevan bastante. A medio camino tienes una serie con peleas callejeras, lanzacohetes, persecuciones y escapes magistrales en bicicleta, sexo gay y lésbico, y hasta una orgía bastante peculiar, música clásica con desnudos masculinos frontales completos, y un poco de lostalgia.

Otra cosa que me encantó es el uso de la música en Sense8, es simplemente magistral, no solo se trata de un soundtrack excelente, sino que los momentos que eligen para dejar que la música lidere la marcha son perfectos. Está todo muy bien pensado, la historia se siente simétrica y que encaja, aún cuando cada episodio te cree dudas nuevas. El componente de ficción se toca como si se tratase de algo muy natural, simplemente como una experiencia nueva, y no se invierte demasiado tiempo en el "shock" y en preguntarse "¿qué es lo que está pasando aquí?" sino que la trama fluye, como cuando aprendemos a caminar.

Nuevamente termino de ver un original de Netflix con mucha satisfacción, la única queja que tengo es que a pesar de que la serie se desarrolla en tantos lugares distintos y casi todas estas personas hablan idiomas diferentes, la mayoría del tiempo hablan inglés, pero supongo que era más fácil y accesible solo usar suajili y coreano en pocas ocasiones. Salvo por ese detalle, recomiendo la serie incansablemente a todo el que disfrute la buena televisión.

P.D.: Amanita es la mejor novia del mundo mundial.

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