Los smartwatch tienen infinidad de posibilidades que empezamos ahora a descubrir debido a la juventud del producto. No sólo son espejos de notificaciones sobre lo que ocurre en tu smartphone, gracias a sus sensores y a su pantalla siempre a la vista la seguridad es un buen campo sobre el que avanzar y desarrollar aplicaciones.
Sirva como ejemplo, la aplicación que Samsung Electronics, Co., Ltd, y Mutua Madrileña han desarrollado en colaboración para el smartwatch Samsung Gear S. La aplicación, denominada “Copiloto Mutua” usa los sensores para alertar al conductor ante posibles situaciones de riesgo mientras está conduciendo.
Para ello "aprenderá" de los hábitos de conducción como su postura, movimientos, rutinas e, incluso, frecuencia cardiaca. Gracias a los sensores y el análisis en tiempo real de la aplicación, el Gear S podrá alertar al conductor si detecta riesgo de somnolencia al volante, si presenta un ritmo cardiaco muy alto con respecto a sus valores en reposo o si ha superado el tiempo de conducción máximo recomendado por la Dirección General de Tráfico.
El ocio y el deporte son los usos más obvios y más populares para un smartwatch, pero no los únicos. Los sensores que habitualmente encontramos en ellos permiten un gran abanico de posibilidades todavía por descubrir, sobre todo en materia de salud y seguridad. El ritmo cardiaco y el movimiento puede alertar al usuario, a través de la capacidad de análisis del smartphone, de posibles problemas o enfermedades que pueden llegar a desarrollarse.
La tecnología puede ayudar a millones de personas. Un mejor seguimiento de los pacientes con parkinson o detectar, además del ritmo cardiaco y el movimiento, actividad en la piel para conocer posibles enfermedades.
Por último, además de la capacidad de los weareables, algo fundamental es la conveniencia. Miles de aparatos médicos podrán ser parcialmente, o totalmente, sustituidos por un smartwatch y aplicación de análisis.