Ubisoft ha tomado como costumbre durante los últimos años el terminar su conferencia del E3 con un bombazo. Después de las aparentes revoluciones en lo jugable y lo técnico de Watch Dogs y The Division llegó Rainbow Six Siege. Con el malogrado proyecto de Patriots ya desechado, parece que se vuelve a los orígenes de la franquicia.

Ahora, casi un año después y tras disfrutar durante varios días de la versión alfa para PC del juego, me parece bastante seguro afirmar que salvo que el desarrollo del proyecto descarrile a última hora y siempre que sepan retocar allí donde sea necesario, Rainbow Six Siege apunta a ser una propuesta interesantísima.

La estrategia y la destrucción son dos de los grandes pilares de Rainbow Six Siege.

Dicha versión alfa nos ha permitido probar el modo mostrado hasta el momento en dos mapas distintos, la casa que se pudo ver el pasado E3 y la fase del avión, mostrada por primera vez recientemente. Mapas de dimensiones comedidas pero suficientes como para que el equilibro entre libertad y tensión sea el justo. Y, por encima de todo y aquí ya tocamos uno de los pilares, con un altísimo nivel de interacción y destrucción: prácticamente cualquier pared o superficie podrá ser derrumbada mediante explosivos, martillos pesados o tiros.

El principal valor de Rainbow Six Siege reside en su concepto. Cada partida reune unos niveles de emoción y tensión que convierten la experiencia en algo sumamente interesante. Y lo hace cogiendo la esencia de los títulos con más solera de la franquicia e imprimiendo un ritmo algo más acelerado, parecido a lo que podríamos encontrar en el modo Buscar y destruir de Call of Duty.

Rescate de rehenes

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El modo a disputar es el de rescate de rehenes, donde el equipo de terroristas tendrá que elegir dónde y cómo mantiene preso a dicho rehén mientras los anti-terroristas trabajan con los medios a su disposición para encontrarlos y rescatarlos en el tiempo marcado. Las rondas tienen la duración justa cómo para tener tiempo de organizarse (elegir el punto de entrada, utilizar pequeñas cámaras para inspeccionar el interior, etc.) de una forma eficiente pero sin convertirse en algo pesado. El ritmo de juego debe ser pausado para no cometer errores pero, pese a ello, no se pierde la sensación de frenetismo provocada precisamente por la percepción de que cualquier paso en falso puede conllevar la derrota de nuestro equipo.

Uno de los principales valores de Rainbow Six Siege es, claro, el del trabajo en equipo. Igual que en experiencias recientes como Evolve, organizarse de forma eficiente y trabajar junto a nuestros compañeros será clave para el correcto desenvolvimiento de las partidas y, en última instancia, hacernos con la victoria. Y esto es algo que, con el juego en las tiendas, también podrá suponer su talón de Aquiles: es muy probable que la experiencia diste de ser óptima si no jugamos con conocidos o amigos con los que coordinar nuestras acciones.

La estrecha colaboración con nuestro equipo marca la diferencia.

Han sido varias las partidas, jugadas con desconocidos, en la que el resultado ha sido un tanto caótico: jugadores yendo a lo loco sin ni siquiera pararse a tantear e investigar la zona, otros revelando la posición a las primeras de cambio, el típico jugador que ignora a todo compañero caído y que debe salvar, etc. En este sentido, la obligatoriedad de contar con las cinco clases de personaje distintas y no poder repetir ninguna en cada equipo juega a favor de un buen equilibrio de las partidas y, por el momento, el equipamiento parece bien balanceado más allá de, en mi opinión, un exceso de items de fortificación que redundan en un planteamiento demasiado estático en numerosas ocasiones.

Intenso y con ritmo

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Ciertas partidas, sobre todo en el avión y jugando en el bando terrorista, no han ido más allá de hacernos fuertes en una habitación de tamaño reducido y simplemente esperar a que los enemigos fueran abriendo nuestras defensas para terminar con ellos. Es un nivel que quizá pueda pecar de monótono en más partidas de las que debiera. Nada, claro, que no pueda solucionarse con retoques de diversa índole: balanceo de armas y gadgets, retoques en el diseño de niveles, etc. Y también es cierto que conforme han ido pasando los días, se veía muy claro cómo la unión de un mayor conocimiento de los mapas y una mayor experiencia incidía resultaba en partidas más atractivas.

En cuanto al aspecto técnico, es evidente que, en medio de una fase alfa, no es momento para juzgar su calidad gráfica o rendimiento: encontramos falta de assets, errores en multitud de animaciones, sonidos o textos por implementar, etc. Errores comunes en una fase temprana y que, obviamente, veremos resueltos en el juego final. Lo que se mostró en el pasado E3 lucía de maravilla y, de momento, toca esperar para ver si el producto definitivo se acerca. ¿Habrá downgrade?

Podría definir mi experiencia con Rainbow Six Siege como intensa y con mucho ritmo. Cuando, por jugar con conocidos o con jugadores sensatos, las partidas fluyen en las condiciones óptimas, lo que Ubisoft propone es un entretenimiento sobresaliente y, sobre todo, muy distinto a la inmensa mayoría de propuestas del mercado. Si desde el estudio francés saben ofrecer el suficiente contenido como para no caer rápido en la monotonía, Rainbow Six Siege apunta muchas maneras.

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