Este artículo no contiene spoilers de la trama o el desenlace de la serie. Los únicos detalles tratados con mayor profundidad son aquellos presentados en el episodio piloto. El estado de la ficción española de los últimos años dista mucho de la imagen que, a golpe de series genéricas y vacías, se ha ido construyendo en la mente de todo aquel interesado en las series patrias. Y Bambú Producciones, encargados de proyectos como Gran Hotel o Velvet, son uno de los principales contribuyentes a mejorar el panorama. Su último proyecto, Bajo sospecha, confirma la tendencia ascendente.

De Bajo sospecha y su piloto llamaban la atención el tono y un cuidado en el nivel técnico ejemplar. Entre tanta serie familiar o romances televisados, encontrar un potente thriller ha sido durante muchos años una misión casi imposible. La serie protagonizada por Blanca Romero y Yon González no solo venía a cubrir ese hueco si no que apuntaba muchas maneras desde su primer capítulo.

Un thriller con ritmo y cuidado en lo técnico

El transcurso de su temporada ha sido notable en prácticamente todos los aspectos. La primera gran decisión viene al confeccionar una tempora de ocho capítulos en el que todos y cada uno han tenido peso y relevancia en el devenir del misterio planteado. En consecuencia, se han sabido dosificar las sorpresas y los interrogantes con tino, factor fundamental en el género.

Bajo sospecha 3

La semilla de Bajo Sospecha es la desaparición de una niña el día de su comunión. La conmoción causada en su pequeño pueblo y su búsqueda desesperada han dado mucho de sí y, sobre todo, se han sabido presentar y ramificar nuevas tramas y subtramas que han derivado en un in crescendo durante toda la temporada. Y ese es, sin duda, un gran valor dentro del género de la intriga.

El nivel interpretativo de alguno de los protagonistas supone uno de los pequeños puntos flacos de un conjunto cuidado en todos los aspectos

Uno de los puntos más controvertidos para el público de Bajo Sospecha, y más teniendo en cuenta su amplísimo reparto, ha sido el del nivel interpretativo. Y sí, es cierto que en términos actorales, hablamos de una serie un tanto irregular. Junto a la maestría de Alicia Borrachero y Lluis Homar o la demostrada solvencia de Yon González o Vicente Romero se pueden encontrar trabajos muy mejorables como el de Pedro Alonso y, por encima de todos, el de Blanca Romero. Es imperdonable que en una producción de este tipo y con este mimo se pueda encontrar una interpretación tan intrascendente, insulsa y falta de emoción como la de la andaluza.

Si nos metemos en harina y hablamos de la resolución de su trama entramos en un terreno más subjetivo. En mi caso, vi la escena de créditos bastante decepcionado. No negaré que los giros y sorpresas argumentales del último capítulo sean inesperados y funcionales pero, y esto es lo importante, me parecieron maniobras tramposas y que rompían con el rigor que la serie arrastraba desde sus inicios. Lo mismo ocurrió con obstáculos y trabas argumentales en pos de la sorpresa fácil (incluso rozando el mal gusto) y eran desmontadas a los pocos minutos. Por último, la escena inmediatamente anterior a los créditos no solo carece de justificación si no que, en mi humilde opinión, era totalmente prescindible.

Un giro final efectista y ¿efectivo?

Bajo sospecha

Lo importante, al fin y a la postre, es que los cabos sueltos fueron, en su mayoría, cerrados de forma eficiente. Cierto es que algunos interrogantes se dejaron sin respuesta y, echando la vista atrás, han sido varios los puntos mostrados que no han tenido ninguna influencia o reflejo en el resultado final. Otros hechos, más relacionados con el trasfondo de los protagonistas, parecen dejarse en stand by para un futuro no muy lejano.

Desde Atresmedia y Bambú aseguran estar trabajando de cara a una segunda temporada que, al estilo de la excelente Bron/Broen, contará con la misma pareja protagonista centrada en resolver otro caso en una localización distinta. Es un planteamiento arriesgado pero que, sin duda, juega en favor de no alargar innecesariamente la serie. Decisión que, esperemos, se prodigue más en nuestra ficción.

Bajo Sospecha ha sabido ser un buen thriller y ha funcionado de forma impecable como tal durante la inmensa mayoría de la temporada. Un tramo final algo controvertido no debería empañar la que, sin duda, será una de las ficciones españolas del año. El último trabajo de Bambú supone otro pequeño paso en contra de la imagen generalizada de la ficción nacional.

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