La figura no llega a los 45 centímetros. Está vestido con un saco, jean, botas, lentes y un clásico sombrero de gnomo. Está parado en una base grabada con la inscripción “Gnome Chomsky”, detalle que no hace más que explicar el chiste para los que no lo entendieron de inmediato.
Pero el chiste se extiende más allá del juego de palabras inicial, apoyado en el fenómeno de la parofonía (“Noam” y “Gnome” suenan parecidos). Como aquellos jugadores de fútbol que no se contentan con una sola gambeta, los creadores de Chomsky como enano de jardín realizan una finta adicional multiplicando la humorada: la figura sostiene libros con los títulos La fabricación del abono (The Manufacture of Compost) y Setos vivos no hegemonía (Hedgerows not Hegemony), frases que juegan con la idea de “la fabricación del consenso” (“Manufacturing consent”) y los contenidos del clásico Hegemonía o supervivencia. La estrategia imperialista de EEUU. ¡Chapeau (de gnomo) a los autores!
No es ésta la primera vez que internet se mete con Chomsky ni será la última. El último meme que vi con el autor fue el de #TheLeftistShark, el tiburón “de la izquierda” que bailó junto a Katy Perry en el Superbowl y a quien utilizaron como imagen macro para agregarle citas de los libros de política de Chomsky con resultados realmente interesantes.
Y acá es donde quería llegar. En internet no existen figuras sagradas ni sentidos últimos. Siempre se puede hacer algo más con cualquiera o con cualquier cosa, agregar sentido y degradar ídolos, figuras o emblemas. Internet en ese sentido funciona como un gran igualador: nadie se salva. Putin, Jesús, Chomsky o Kim Kardashian, todos serán resignificados continuamente por la red. Resulta tranquilizador pensar que los internautas estarán siempre ahí, preparados para generar nuevos pliegues de sentido, a veces interesantes, a veces no tanto. ¡Larga vida a internet, el humor y la parodia!