Microsoft Band

Poder pagar desde una Microsoft Band 2 con NFC sería maravilloso.

Tras haber visto los enfoques en el mundo de los wearables por parte de Google y Apple con Android Wear y el Apple Watch respectivamente, sólo quedaba Microsoft por pronunciarse en este segmento del mercado que ha supuesto la revolución en este 2014. Finalmente, y por sorpresa, el pasado 30 de octubre la compañía con base en Redmond presentó la Microsoft Band, una wearable centrado en la monitorización de nuestra actividad física y centrada en cuidar nuestra salud.

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Hasta aquí todo bien. Con la Microsoft Band, la compañía liderada por Satya Nadella ha presentado el enfoque al que, según ellos, deben ir destinados los wearables: salud. Esto difiere, obviamente, del enfoque que Google ha elegido con Android Wear, de tener todos sus servicios al alcance de su muñeca, ya que ellos ganan dinero mientras utilices Google, YouTube o GMail, así como cierta preocupación en la salud. También difiere del enfoque que Apple ha elegido con el Apple Watch, el cual está destinado a ser un artículo de lujo o para hacer deporte, según el dinero que estés dispuesto a gastarte, y con cierta atención en la salud del usuario.

La palabra clave es, como probablemente habrán podido adivinar, salud. En mayor o menor medida, las compañías están centrando parte de sus esfuerzos en monitorizar y mejorar la salud de sus usuarios. Sin embargo, y esta es la clave en el nuevo servicio de Microsoft, la importancia no radica solamente en la Microsoft Band, sino el Microsoft Health, servicio al que acompaña, del que más adelante hablaremos. La Microsoft Band es, claramente por lo que podemos ver, un prototipo, y no llega al nivel de elegancia del Apple Watch o de algunos dispositivos con Android Wear. Pero la Microsoft Band hace estupendamente bien el trabajo para el que fue creada, además de poder recibir notificaciones, usarlo como reloj, consultar el calendario, tener un modo no molestar y contestar correos, mensajes o llamadas.

Samsung Gear Fit
Samsung Gear Fit

Es una versión menos estilizada de la Gear Fit, pero mientras ésta última está basada en RTOS (Real Time OS) y su funcionalidad se reduce básicamente para lo que está programada y siempre utilizada en un Samsung Galaxy, la Microsoft Band y Microsoft Health podrán ser utilizados en los tres grandes sistemas operativos móviles, contando ya con aplicaciones para Android, iOS y, por supuesto, para Windows Phone. Evidentemente, el usar la Microsoft Band con Windows Phone tendrá sus ventajas, pudiendo utilizar en exclusiva Cortana, el reciente asistente de voz virtual de Windows Phone 8.1.

Esto es, bajo mi punto de vista, esencial para que un wearable triunfe, el hecho de poder llegar al mayor número de dispositivos posibles, y teniendo en cuenta que Windows Phone tiene muchísima menos cuota de mercado que Android e iOS, esta es la mejor maniobra posible que han podido tomar en Microsoft. Microsoft Band también cuenta con sensores interesantes como un detector de frecuencia cardíaca, Bluetooth LE 4.0, contador de pasos y calorías y GPS destinados a recoger la máxima información posible de tu cuerpo y ofrecer diferentes alternativas en tus hábitos alimenticios y deportivos, y ser lo más preciso posible en el apartado de salud. Y aquí es dónde entra Microsoft Health.

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El verdadero potencial de Microsoft Health no radica solamente en que sea universal. Esto es sólo el primer paso. El segundo paso, y el más crucial es el hecho de que sea invisible para el usuario y de que él solo lleve un registro de varias actividades variables y las relacione entre sí. Imaginad un dispositivo que controle vuestras horas de sueño, teniendo en cuenta los días entre semana de los fines de semana mirando el calendario y los niveles de estrés según las horas, y eso le permitirá establecer relaciones entre la calidad de las horas que duermes con las reuniones en tu trabajo, y aconsejarte en consecuencia, sin hacer nada más allá de vuestra rutina habitual.

Microsoft ha convencido con la teoría del Microsoft Band, y ahora debe ponerla en práctica.En el caso de que Microsoft pueda conseguir esto -y no estoy diciendo que no pueda: tiene recursos de sobra- estaríamos hablando del monitor de actividad y salud más preciso hasta la fecha, una ventaja que podría ser esencial de ser este el enfoque adecuado para los wearables de aquí a unos años. Un recolección total de datos que serán mostrados mediante diversas gráficas para ayudar a entender al usuario qué está haciendo bien y mal mediante un programa que trabaje por nosotros, todo ello mediante una pulsera que es un prototipo, pero que puede ser la llegada de muchas, sobre todo debido a su bajo precio: 200 dólares.

Otro paso lógico sería aumentar su catálogo de aplicaciones (algo que tiene que hacer también en Windows Phone) y mejorar su ecosistema, especialmente la interconexión entre sus distintas platafomas como Xbox, Windows y Windows Phone. Windows ha hecho un gran trabajo durante estos últimos meses en mejorar su plataforma, pero aún está lejos de la madurez que ha alcanzado Google con Android y Apple con iOS y OS X. En su estrategia debe estar también el hecho de seguir los pasos de Android Wear y trasladar esta plataforma a otros fabricantes para que también hagan otros wearables con este sistema.

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La verdad es que últimamente Microsoft está últimamente dando cosas buenas, como el hecho de ofrecer almacenamiento ilimitado en OneDrive por 7 dólares al mes, y recibiendo cosas buenas, como unos más que decentes resultados financieros, así como un aumento de ventas en Xbox y Surface, síntoma de la gestión que su reciente CEO, Satya Nadella, ha empezado a realizar. Esperemos que con la Microsoft Band no tenga demasiados frentes abiertos y pueda dedicarle a este nuevo wearable y esta nueva plataforma la atención que se merece, porque esto promete mucho. Pero Microsoft debe jugar bien sus cartas.

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