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Cuando pensamos en eficiencia aerodinámica, en un coeficiente de penetración muy reducido... siempre lo asociamos a vehículos con un tamaño contenido, bajos y con muy poca superficie. Pero hay muchos tipos de vehículos y no todos pueden heredar este tipo de características, caso de las camionetas.

Sin el túnel de viento este desarrollo sería imposible.

Las camionetas son automóviles muy grandes, con propulsores muy potentes que deben mover mucho peso, casi siempre por encima de las dos toneladas, por ello, lograr que su consumo se reduzca mucho sin comprometer ninguna de las características que los hacen diferentes es todo un reto.

La Ford F-150, una camioneta que no se vende en Europa, pero que seguro reconocerás, fue la elegida por el departamento técnico de la marca para comenzar una nueva era. La nueva Ford F-150 tenía que ser como siempre pero ofreciendo nuevas soluciones aerodinámicas basadas en la tecnología.

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Así, la parrilla es vertical, pero sus partes exteriores están inclinadas hacia atrás para conectar con los faros. De esa manera, se reduce la fricción al mejorar la circulación del aire. Además, ocurre lo mismo en el parabrisas y en el techo gracias a las hendiduras que están situadas sobre los faros y que ayudan a canalizar el aire hacia el techo ofreciéndole el menor obstáculo posible.

La parte superior de la puerta trasera, la que da acceso a la caja de carga, está diseñada para actuar como un alerón, ayudando a que el aire fluya desde el techo y evitando las temidas turbulencias de la zona posterior. La caja de carga tiene un diseño peculiar al ser más estrecha que la cabina, una característica que no le resta capacidad de carga pero que ayuda a que el flujo del aire sea más suave. En la zona posterior, los faros traseros ayudan, gracias a su ángulo, a que el flujo del aire no se interrumpa de una manera brusca.

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El trabajo inicial del equipo encargado de la aerodinámica del F-150 comenzó con las simulaciones informáticas, pero el túnel de viento fue fundamental para encontrar el equilibrio perfecto entre estética, funcionalidad, aerodinámica y sobre todo, costes.

Teniendo en cuenta que su consumo, en función de la unidad y el motor elegido (V6 3.7 litro, EcoBoost V6 de 3.5 litros, V8 5.0 litros o un V8 6.2 litros), puede oscilar entre los 17 y los 23 litros, cualquier ganancia que se pueda realizar, aunque sea superflua, será muy bien recibida por el comprador. Desconocemos cual ha sido la mejora real en el consumo, pero seguro que podemos estar hablado de bastante ahorro para el conductor.

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