Una de las imágenes que solemos asociar al mundo de las start-ups es el de grupos de gente que se pone a trabajar en una cafetería que dispone de acceso Wi-Fi abierto a sus clientes. Con el tiempo, esta imagen se ha visto complementada por los programas de aceleración, como Wayra, y también espacios que fomentan el trabajo colaborativo entre empresas y profesionales, los *espacios de coworking**. Los espacios de coworking* nacieron en el año 2009 en el área de la Bahía de San Francisco y, hoy en día, podemos encontrarlos en muchos países de Europa y, como no, en Estados Unidos (alrededor de Google Fiber, en Kansas City, están surgiendo algunos). México cuenta también con espacios de coworking orientados a emprendedores y start-ups y en, este sentido, se ha inaugurado una iniciativa muy interesante llamada The Pool; un espacio de coworking en Ciudad de México que tiene tras de sí algunas figuras de peso del sector tecnológico y de las start-ups del país y llega con la idea de ofrecer un espacio de trabajo y asesoría a los emprendedores de México.

Un espacio de coworking es un espacio de trabajo, es decir, una oficina en la que conviven bajo un mismo techo varias empresas y freelances que, por su cuenta, no podrían establecerse en unas instalaciones propioas y que, lógicamente, buscan algo más que trabajar en su casa o en una cafetería. Este tipo de espacios, generalmente, ofrecen servicios que permiten cubrir las necesidades de cualquier empresa y ponen a disposición de los usuarios conexión a Internet, salas de reuniones y, por ejemplo, cabinas en las que hablar por teléfono con cierto nivel de intimidad. Unos servicios que suelen estar al alcance de las empresas y que, en algunos casos, se pueden alquilar por días o por semanas.

En el caso de The Pool, el espacio de coworking ofrece alquiler de espacios de trabajo y, para start-ups que están en funcionamiento la oportunidad de entrar en un ecosistema de aceleración y colaboración con tutores y mentores destacados y entrar en contacto con otras empresas, colaboradores o fondos de capital que puedan invertir en las ideas.

Particularmente, los espacios de coworking me parecen un recurso muy interesante para entrar en contacto con otras empresas y arrancar una start-up desde una base de operaciones fija que permite entrar en contacto con la realidad del mercado, encontrar colaboradores y otros profesionales con los que establecer alianzas o sumar a nuestras ideas de proyecto y, si además, tenemos la oportunidad de entrar en un programa de tutela de la empresa con acceso a posibles inversores, el resultado puede ser aún mucho más interesante. Además de "compartir techo", el coworking permite a los profesionales intercambiar servicios y colaborar sin que tenga que mediar dinero, es decir, es un espacio de trabajo muy dado a la colaboración y al "trueque" de servicios, un apoyo interesante para empresas y emprendedores que están empezando.

Que The Pool vaya a este espacio de coworking en Ciudad de México es una noticia interesante; el proyecto está apoyado por mentores de cierta solvencia en el sector y, por tanto, todo lo que sea huir de la "venta de humo" y que, realmente, apoye a la gente con talento es algo de lo que alegrarse.

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