Un equipo de investigadores del European Bioinformatics Institute en Cambridge ha desarrollado un método para responder al desafío del almacenamiento de archivos electrónicos en la era digital. ADN para el almacenamiento de datos frente a las tecnologías actuales, la mayoría costosas y que requieren de un suministro de electricidad o se deterioran con el tiempo. La genética puede ofrecer una opción aún mejor para archivar grandes cantidades de datos. Un desarrollo que ha alcanzado estos días un 99,9% de exactitud.

Concebido por los científicos Nick Goldman y Ewan Birnet, la alternativa EBI ADN sería un sistema perdurable y extremadamente compacto. Un sistema que ha conseguido registrar los sonetos de Shakespeare o archivos MP3 en "hebras" de ADN, un avance que podría suponer el trasvase de millones de registros almacenados en un puñado de moléculas en lugar de los discos duros de los ordenadores.

Los investigadores explican que al traducir los archivos informatizados en un ADN similar al que podemos encontrar en plantas y animales, es posible almacenar una cantidad equivalente a mil millones de libros, datos que podrían estar durante miles de años en un pequeño tubo de ensayo.

Aunque se trata de un método a día de hoy costoso, podría ser mucho más eficiente que los discos duros o cintas magnéticas para el almacenamiento a largo plazo de grandes conjuntos de datos como pueden ser registros de los gobiernos.

En una década se espera que la técnica se haya vuelto lo suficientemente barata como para que el almacenamiento de ADN se convierta en rentable para el público y se pueda comercializar. Según Goldman, quién dirigió el estudio:

Ya sabemos que el ADN es una forma eficaz de almacenar información, ya que podemos extraerlo de los huesos de mamuts lanudos, los cuales se remontan a miles de años. Además, se trata de algo increíblemente pequeño, denso y que no necesita de energía para el almacenamiento, por lo que su transporte y mantenimiento es sencillo.

Los investigadores indicaron que habían sido capaces de utilizar las letras químicas de una muestra de ADN (G, A, T y C) para codificar los unos y ceros de varias grabaciones digitales. Estos ascendieron a casi un megabyte de datos donde se incluían sonidos, imágenes y texto.

Un trabajo donde convirtieron un archivo de audio de Martin Luther King (I have a dream), una fotografía del laboratorio, un archivo en PDF de un documento académico y una versión de texto de los sonetos de Shakespeare, en código de ADN.

El código fue posteriormente enviado a un laboratorio de Estados Unidos, donde los expertos lo convirtieron en cuerdas sintéticas de ADN que se asemejaban a diminutas motas de grano de polvo. Finalmente, los investigadores secuenciaron el ADN sintético para recuperar el código antes de convertirlo de nuevo en los archivos informáticos originales. Un trabajo que concluyó con un 99,9% de exactitud.

Realizando un paralelismo con las muestras del mamut, se estima que una "taza" de ADN que se ha desarrollado durante tres mil millones de años manteniendo la información genética, podría almacenar alrededor de 100 millones de horas de vídeo de alta definición.

Goldman finaliza el estudio publicado explicando el futuro prometedor que le espera al uso del ADN para el almacenamiento de datos:

Debido a que hoy resulta caro y una de sus grandes ventajas es la longevidad, las aplicaciones potenciales iniciales estarán dirigidas a salvaguardar información de alto nivel como pueden ser registros de los gobiernos. Pero a medida que el precio comience a bajar, el sistema estará disponible para el gran público con presupuestos más pequeños.

Los investigadores aseguran que en 10 años podría convertirse en una alternativa rentable.

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