La disculpa que ha dado Tim Cook por las críticas a Maps ha sido la comidilla del mundo tecnológico. Algunos ven en sus palabras una sensación de derrota; otros tantos, un acto de arrepentimiento. Hay quienes lo celebran como una falla de Apple y quienes lo miran como una autocrítica a los altos estándares de la marca. Que quede claro que desapercibido no ha pasado.

En una carta a los clientes de Apple, Cook se ha disculpado porque la aplicación no ha dado el ancho esperado. Incluso ha pedido a la gente que busque alternativas (incluída su ahora rival Google Maps) para satisfacer sus necesidades. Indica que Apple trabajará para alcanzar nuevamente el listón de lo que esperan sus usuarios. Y es que Maps ha tenido días muy pesados, entre la crítica, la parodia y la burla, por su magro desempeño en comparación con sus competidores.

Al final del día, las causas sobran. Si ha sido soberbia o falta de preparación de Apple, el resultado es el mismo: Maps no va, no gusta, no satisface. Es la reacción de Cook la que debemos mirar. A mi parecer, la disculpa salía sobrando. No es como en el Antennagate, cuando el desempeño del teléfono -por el que no se pagan pocos dólares- se veía seriamente comprometido por un error de fabricación. Ahí sí, la ocasión ameritaba un control de daños. Aquí no.

Lo digo porque si Maps no funcionaba, no íbamos a dejar de usar iOS 6 ni íbamos a lanzar el dispositivo al cesto de la basura. Lo más era desterrar Maps a alguna carpeta olvidada donde guardamos lo inservible (donde yo, por ejemplo, meto esa aplicación de la Bolsa de Valores) y bajarnos otra. Hay alternativas, como Waze, que fácilmente podrían sacarnos del predicamento. En el peor de los casos, como dijo Cook, nos hacemos un atajo a Google Maps y el asunto está olvidado.

La disculpa viene, creo, porque Apple nos tenía acostumbrados a algo y, de pronto, lo nuevo no cumple con la expectativa. Repito: no es que estén en un alto riesgo la adopción de i0S 6 o la venta de iPhones. Hay que entender que este tipo de gestos no son comunes en las empresas de tecnología. Llegan cuando alguien -como dirían mis colegas españoles- la ha liado parda. Son actitudes que uno espera (y demanda) en situaciones como la que se presentó con la Sony Playstation Network o el reajuste de precios de Nintendo con la 3DS. Pedir perdón por un estándar de calidad -que vamos, tampoco es que Maps sea inservible- es más un compromiso de marca que una reacción correctiva.

Es probable que yo le haga caso a Cook. Que cree un acceso directo a Google Maps para usarlo en mi teléfono. Que siga usando Waze como siempre para guiarme cuando conduzco. Maps puede ser la mancha que nos recuerda que Apple no es infalible (¿y quién si lo es?, me pregunto), pero no me basta para satanizar a mi teléfono ni hacer un downgrade. Si acaso, servirá de combustible para quienes prefieren otro sistema operativo y otro fabricante (¡ya lo oí, fandroids!). Para mí, bueno, me la tomo con pragmatismo: ya veré si en la revancha de Maps me da motivos para adoptarla o no. Mientras, que no se hagan olas donde la mar está tranquila.

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