Mago-de-la-guerra

La Segunda Guerra Mundial es conocida por el ser conflicto bélico en el que se lanzaron las bombas de Hiroshima y Nagasaki, se lanzaron al campo de batalla los carros de combate y tanques, se utilizaron los primeros misiles o se desarrollaron auténticas maravillas de la aeronáutica. Sin embargo, hay algunas historias sobre este conflicto con no son nada conocidas y fueron encarnadas por héroes que, con mucho ingenio, hicieron cosas verdaderamente extraordinarias. Entre todos estos héroes hay uno que contribuyó enormemente a la victoria aliada en el desierto ,propiciando la victoria del General Montgomery en El Alamein, un mago e ilusionista que con su "embrujo" fue capaz de hacer desaparecer el puerto de Alejandría. Hoy vamos a conocer la historia de Jasper Maskelyne, el mago que venció al temido Afrika Korps.

Jasper Maskelyne (1902-1973) fue un mago e ilusionista británico que descendía de una familia que tenía una larga tradición en este arte puesto que su abuelo era John Nevil Maskelyne, fundador del Círculo Mágico e inventor de la ilusión de la levitación horizontal. Jasper Maskelyne era bastante conocido en los teatros londinenses pero, al estallar la guerra y comenzar los bombardeos alemanes de Londres en 1941, básicamente, no quedaba lugar en el que actuar, así que decidió alistarse en el ejército. Al principio fue rechazado por su edad, dado que no tenía experiencia militar previa, pero gracias a su tenacidad fue destinado al Real Cuerpo de Ingenieros.

Dentro del cuerpo de ingenieros, al principio, fue destinado a tareas básicas pero Jasper estaba convencido de que su experiencia como mago podía ser muy útil y podría utilizarse como una ventaja en el campo de batalla. Al ser mago, básicamente, sus superiores le tenían para entretener a la tropa pero él estaba dispuesto a demostrar que podía hacer algo mucho mejor. Mediante unos espejos, unos globos y un señuelo le demostró a sus superiores que podía crear una ilusión óptica que dejase paralizado al Estado Mayor y, bueno, así lo hizo porque fue capaz de hacer creer que un acorazado alemán, el Graf Spee (que estaba hundido) estaba remontando el río Támesis.

Denme libertad y no habrá límites para los efectos que puedo crear en el campo de batalla. Puedo crear cañones donde no los hay y hacer que disparos fantasmas crucen el mar. Puedo colocar un ejército entero en el terreno si eso es lo que quiere, o aviones invisibles, incluso puedo proyectar en el cielo una imagen de Hitler sentado en el wáter a miles de pies de altura

Tanque camuflado

Jasper fue trasladado a la sección de camuflaje del Cuerpo de Ingenieros en África, concretamente a Egipto, y en un principio se le destinó a una unidad menor, el servicio de camuflaje (que se dedicaba a esconder nidos de ametralladora) y a entretener a la tropa con sus trucos de magia. Poco después, el general Archibald Wavell fundó la A Force, un grupo de Inteligencia cuya misión era el contraespionaje y las acciones para confundir a las tropas enemigas, a la que Jasper logra incorporarse tras insistirle mucho al general.

Jasper logró formar un "equipo especial" de soldados que eran tan "poco militares" como él mismo: carpinteros, un restaurador de muebles, pintores, electricistas, dibujantes, químicos, vidrieros, ceramistas, un arquitecto, un escenógrafo de teatro, un ingeniero y así hasta 14 hombres que son puestos a sus órdenes y reciben el nombre de Cuerpo Especial de Camuflaje aunque serían conocidos como la Magic Gang.

Su primer gran éxito consistió en camuflar 200 carros de combate para que pasasen desapercibidos en el desierto y ningún avión de reconocimiento pudiese avistarlos. Para ello decidió pintar los carros del color de las arenas del desierto pero, como no había pintura, fabricaron una a base de salsa worcester y estiércol de camello secado al sol. Además, para que las columnas de tanques pudiesen moverse sin llamar demasiado la atención, la Magic Gang inventó el llamado escudo solar para tanques, una especie de carcasa de amera y lona que, montada sobre el tanque, le daba el aspecto de un camión y, gracias a unos rastrillos especiales, borraban las huellas de las cadenas de los tanques y dejaban el rastro de una rueda.

Uno de los grandes problemas que tenían los británicos era asegurar su cadena de suministros, es decir, el Canal de Suez y el puerto de Alejandría que, prácticamente cada noche, eran presas de los bombardeos de la aviación alemana. El puerto de Alejandría tenía unos depósitos de combustible que eran vitales para los tanques de Montgomery y había que protegerlos a toda costa. El general Archibald le dijo a Jasper lo siguiente:

Necesitamos una solución. No podemos hacer desaparecer la ciudad

Jasper Maskelyne reaccionó rápidamente y respondería a su superior con una frase que lo dejaría atónito y que daría pie a una de las ilusiones más audaces de la historia:

Cierto. No podemos hacerla desaparecer. Pero quizá... quizá podamos cambiarla de sitio

La respuesta fascinó al Estado Mayor que ofeció a Jasper un contingente de 500 soldados a sus órdenes para llevar a cabo la misión pero el mago prefirió seguir con su equipo. ¿Cambiar una ciudad de sitio? La idea de Jasper era crear una falsa ciudad de Alejandría que, desde el aire, pasara por la ciudad original, confundiese a los pilotos y, por tanto, provocase que fuese bombardeada, dejando el vital puerto de la ciudad totalmente a salvo.

Esta falsa ciudad se emplazó a 3 millas de la Alejandría real, cerca también de la había, y colocaron todos elementos que harían que, desde el aire, pareciese la ciudad: un faro, edificios, puestos de observación, un falso polvorín, falsos depósitos de combustible y un falso oleoducto realizado con bidones de gasolina vacíos. Además, este puerto también estaba defendido por unos falsos cañones antiaéreos que darían mayor credibilidad al escenario. Además del escenario, Jasper contaba con dos factores más: por un lado, en el momento que se avistasen los aviones enemigos, la ciudad de Alejandría se apagaría por completo y la falsa se encendería y, dado que la aviación alemana solía atacar en oleadas desde bases distintas, la Magic Gang instaló fuegos artificiales para simular un bombardeo inicial de una falsa escuadrilla alemana, atrayendo la atención de los pilotos alemanes y arrastrándoles al engaño.

La ilusión funcionó a la perfección y, durante varios días, las fuerzas aéreas alemanas estuvieron bombardeando este decorado pensando que estaban destruyendo el puerto de suministros de los británicos, es decir, el puerto de Alejandría. Durante gran parte de la guerra el general Rommel creyó que sus aviones habían destruido Alejandría y nunca comprender cómo habían podido reconstruir la ciudad tan rápidamente.

Westland-Lysanders-over-the-Suez-canal

Pero la línea de suministro británica dependía también del canal de Suez, por el que pasaban los barcos británicos, así que también había que defenderlo. Jasper sabía que los pilotos se guiaban además de por sus instrumentos mediante puntos de referencia espaciales, así que pensó en un método para derribar aviones sin necesidad de disparar un cañón antiaéreo. La Magic Gang empleó los cañones de luz que se usaban para iluminar el cielo (y apuntar mejor los cañones) y los armó de espejos estroboscópicos giratorios que creaban una auténtica tormenta de luz de varias millas de ancho y que deslumbraría a cualquier piloto, impidiéndole maniobrar y, en el peor de los casos, haciéndole que se estrellase. El sistema fue otro gran éxito para Maskelyne y mantuvo a salvo el canal, si bien los detalles concretos del denominado "Torbellino de luces" o "Manto Negro" siguen siendo material clasificado y no se espera que sean desclasificados hasta el año 2.046.

La misión más crítica llegó a la Magic Gang en un momento crucial de la guerra en el desierto. Los Alemanes se habían hecho con Tobruk y una gran reserva de combustible, por lo estaban cerca de lanzar una gran ofensiva contra los británicos, la batalla del Alamein se estaba fraguando. A Maskelyne se le encomendó la Operación Bertram, es decir, la creación de una distracción que hiciese creer a Rommel que los británicos atacarían por el sur (cuando realmente lo harían por el norte), forzando a que Rommel trasladase a su retaguardia las tropas de vanguardia.

Maskelyne y su equipo crearon una gigantesca ilusión: un falso ejército que iría acompañado de tanques falsos, barracones, depósitos de agua e, incluso, una vía de tren y un oleoducto totalmente falsos. Los falsos tanques de este ejército eran hinchables y, desde el aire, aparentaban ser un tanque de verdad. Además, para reforzar el engaño, la Magic Bang comenzó a emitir transmisiones de radio falsas en las que se incluía un falso fondo que parecía ser el bullicio de un campamento militar repleto de soldados. El plan funcionó a la perfección y los alemanes desplazaron a sus tropas hacia el sur y, cuando se dieron cuenta del engaño, fue demasiado tarde y los británicos estaban ya atacando por el norte. Curiosamente, esta técnica también se emplearía para engañar a los Alemanes durante el Desembarco de Normandía.

Después de la Batalla del Alamein, la Magic Gang fue disuelta y sus miembros fueron dispersados en distintos destinos. Jasper Maskelyne siguió trabajando en sus ilusiones hasta finalizar la guerra pero ya en pequeños encargos (camuflajes para tanques, minas camufladas, etc). Ningún miembro del equipo de Maskelyne, ni el propio Jasper, jamás fue condecorado por su contribución a la victoria en El Alamein y, tras finalizar la guerra, regresó a Inglaterra.

Volvió a un país donde la magia ya no interesaba y cada vez tenía menos aficionados, así que decidió emigrar a Kenia donde fundaría una autoescuela que sería su ocupación hasta su muerte en 1973. Aunque escribió una autobiografía, Magic: Top secret, en 1949 que se tachó de exagerada, nunca se ha tenido la ocasión de verificar lo que comentaba en su libro puesto la gran mayoría de expedientes relacionados con Maskelyne siguen siendo material clasificado.

Una historia fascinante la de Jasper Maskelyne y la Magic Gang y de cómo un pequeño grupo de hombres con mucho ingenio y mucha imaginación fueron capaces de engañar a uno de los grandes estrategas militares del siglo XX, Erwin Rommel. Unos genios de los efectos especiales.

Por cierto, para conocer mucho más sobre la historia de este fascinante personaje, permitidme que os recomiende un libro, El Mago de la Guerra de David Fisher.

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