Ya se había tardado WikiLeaks en entrar a las páginas del cómic tradicional. Si hace unos días, DC dio la nota al hacer que Superman renunciara a la nacionalidad estadounidense, en esta ocasión es Marvel quien politiza sus viñetas con un suceso de actualidad. En el último número de Secret Avengers (12.1), hay una nueva amenaza que debe enfrentar: la filtración de información sensible. ¿Les suena?

Aunque jamás se menciona como tal el nombre de WikiLeaks, los paralelismos son más que obvios. Todo inicia con un soldado que, disfrazado con una mala versión del traje del Capitán América, decide robar información de una instalación militar en Suiza. El soplón sube a Internet todos los datos personales de las personas que, en algún momento, dieron pistas que sirvieron para capturar a algunos de los supervillanos más letales del planeta.

Por supuesto, este soldado fue menos cuidadoso que la gente de WikiLeaks, dejando sin editar los documentos y exponiendo el nombre real de todas las fuentes. Su modus operandi suena conocido: subió toda la información a un servidor FTP; y después, de forma anónima, envió dichos documentos a los principales medios de comunicación -- incluyendo al Daily Bugle. Como es lógico, la noticia corre como reguero de pólvora.

En su cuartel, el Capitán América --ahora bajo la identidad de Super Soldier-- medita sobre cómo afrontar esta amenaza. Diplomático como siempre, Bestia señala que muchos de los informantes son villanos indultados por cooperar con las autoridades. Por supuesto, el Capitán América indica que, sin importar si sus motivos fueron por convicción o por interés, tienen que actuar para evitar que 419 personas expuestas sean asesinadas por ajustes de cuentas.

Para avivar las llamas, el soldado decide subir un vídeo a YouTube con tintes anarquistas, donde expone que liberó la información porque está harto de los grupos de superhéroes que no rinden cuentas a nadie. Por supuesto, eso desagrada al Capitán América, quien irrumpe y le da una paliza al soplón, cerrando con un monólogo que sintetiza toda la retórica del gobierno de Estados Unidos contra las filtraciones de WikiLeaks.

Los guiños son evidentes (casi paródicos): el uso de Suiza en lugar de Suecia --país asociado a Julian Assange por las acusaciones de violaciones--, el militar que reniega de las esferas de poder como Bradley Manning, la filtración a diarios importantes como el Times o el Guardian, entre otros. Marvel se mete de nuevo a terreno espinoso con temas de actualidad, aunque esta vez parece que no ha cargado contra la administración actual, sino a su favor. Por supuesto, aún es muy pronto para juzgar, pero este episodio nos abre la puerta para ver cómo la editorial aborda uno de los fenómenos de información que ha cambiado por completo a nuestro mundo. Tienes mi atención, Marvel.

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