Ayer nos enterábamos de que Spotify llegaba al millón de usuarios de pago. Relativamente joven, esta empresa sueca funciona y crea adeptos con un sistema en el que todos, o casi todos, están contentos. Netflix, otro servicio similar a Spotify, es actualmente el servicio que ha cambiado las reglas en Estados Unidos. Estos dos servicios tienen un factor denominador común, la tarifa plana como modelo de negocio. Cito ambas porque representan a los dos sectores culturales que más beneficios generan a la Industria, a la vez, su recaudación "engorda" tanto a propietarios de los derechos como a las administraciones, y mientras tanto, los usuarios reciben el feedback necesario, se crea comunidad porque el producto ofrece la demanda de los usuarios. Son sólo dos ejemplos, pero ambos significan que hay vida más allá de la mal llamada piratería en la red, modelos sostenibles que en definitiva son pioneros de un momento, el actual, en el que la estructura ha cambiado y jamás volverá a ser como antes.

Y hay más que ya están o llegarán en breve a otros países: Pandora, Hulu, Amazon o próximamente Ultraviolet, o incluso YouTube apuestan por un streaming sin barreras, contenido de calidad, oferta real para el consumidor y en donde las prácticas monopolistas quedan en un segundo lugar.

Con la Ley Sinde ya en vigor (no será efectiva antes del verano), nos encontramos con un mapa al que se le suma el canon, DRM o la Ley Adopi y demás aberraciones que son sólo parches con los que alargar la agonía de una Industria que mira hacia otro lado cuando el momento y el lugar son otros. A mi modo de ver existen varias razones por las que un usuario esté dispuesto a contribuir a que la cultura exista bajo una oferta digna y competente. Jamás en la historia había existido un momento como el presente donde la difusión de las diferentes prácticas culturales obtuviese tanta difusión. La red ofrece una ventana inigualable para el creador, entendiendo la palabra como un todo y no como "unos cuantos".

El usuario y el público quieren cantidad y calidad y si puede ser a buen precio y razonable, mejor. Resulta irritante ver como en España seguimos construyendo un negocio al que nadie acude y salir de nuestras fronteras para encontrarnos el mismo producto a precios irrisorios. El sistema de videoclubs online tampoco acaba de arrancar, en parte porque el sistema viene a ser un "corto y pego" del sistema del pasado. Además, movimientos loables como el de Filmin o Filmotech, o bien no son respaldadas, o bien, no llegan a un catálogo amplio por su carácter minoritario.

De España se dice que somos unos de los países más "piratas", otra falacia si miramos los datos que aporta Ignacio Escolar a través de una entrada en su blog. En el mismo nos remiten a las estadísticas aportadas por la Intellectual Property Alliance (IIPA) donde España no se encuentra ni mucho menos con una tasa de piratería audiovisual del 95% como afirmaba Promusicae, sino del 20%. En cambio, nunca se dice que somos uno de los países que menos oferta tiene para consumir cultura.

Queda claro por lo tanto que no es un problema de piratería. Es por esto que no existe otro momento mejor para empezar a rentabilizar desde la Industria aquello que muchos conocemos desde hace mucho tiempo. ¿Por qué no nos ofrecen un modelo de negocio con tarifa plana y tiran por tierra el Ley Sinde y el canon? La tarifa plana podría ser perfectamente ese cambio, aunque no el único. Durante este comienzo del año hemos visto iniciativas en las que la propia comunidad en Internet resolvía a su favor las trabas derivadas del copyright en beneficios de fines altruistas.

Si de lo que se trata es de dinero, ahí están todos estos modelos que dan con la tecla del cambio. Un estudio realizado por la Asociación de Internautas sobre la digitalización de series de televisión revelaba que alrededor de 1.200 series se encontraban digitalizadas por los usuarios en la red. Las P2P en la mayoría de los casos difundían luego las series. Esto significa horas de trabajo en común por obtener la consumición de aquello que no se tiene en el mercado... Ahora bien, para que algo parecido a los modelos de tarifa plana como el de Netflix puedan aterrizar, la propia Industria tendría que rebajar sus "pretensiones". La propia SGAE es una de los principales escollos para un modelo así, ya que los precios por derecho de autor en España son hasta 2 y 3 veces superiores a otros sitios de Europa como Alemania o Francia. Algo parecido le ocurre a la propia Spotify para entrar en Estados Unidos, aunque quizá tenga que ver más con las presiones del lobby de allí que con la poca o nula oferta de aquí. Modelos hay, y predisposición siempre la habrá porque no podemos vivir sin cultura. Sin canon, sin copyright y pagando, y a cambio, lo que quiero, cuando quiero y donde quiero. ¿No estarías dispuesto?

Recibe cada mañana nuestra newsletter. Una guía para entender lo que importa en relación con la tecnología, la ciencia y la cultura digital.

Procesando...
¡Listo! Ya estás suscrito

También en Hipertextual: