¿Recuerdan cuando Google publicó una extensión para modernizar Internet Explorer? Sí, una extensión que prácticamente transformaba Internet Explorer en Chrome para poder utilizar tecnologías HTML5 con toda comodidad. Resulta que hoy, justo en medio de una polémica en la que Google acusa a Bing de copiar sus resultados de búsqueda, el gigante de Redmond se saborea una dulce venganza: publicó una extensión para soportar vídeos H.264 en el navegador Chrome.

La extensión llega a propósito de las intenciones de Google de no soportar más la reproducción de vídeo H.264 en su navegador. La postura de Microsoft es la siguiente:

respetamos que los usuarios de Windows quieran la mejor experiencia de la web, incluso la oportunidad de disfrutar la más amplia gama de contenido posible en Internet en formato H.264.

Hoy, como parte de un trabajo de interoperabilidad [...] hacemos pública la extensión Windows Media Player HTML5 para Chrome, la cual [...] permitirá que los clientes de Windows 7 que usen Chrome continúen reproduciendo vídeo H.264.

Previamente Microsoft publicó una extensión para Firefox con similar propósito.

La guerra de los códecs surgida por la explosión de aplicaciones HTML5 no está decidida. Una guerra en la que está claro que Microsoft y Google pertenecen a bandos opuestos:

Uno, el primero, defiende el derecho de los usuarios a elegir el códec que quiere utilizar, no importa si tal es propietario, propenso a patentes, pero eso sí, un cuasi estándar de facto en cuanto a formatos de vídeo.

El otro bando, representado por Google, Mozilla y otros opta por un códec open source, un códec que impulse los estándares abiertos, libre de patentes. Google en particular quiere que EL formato para vídeo en la web se llame WebM, un contenedor de vídeo codificado con VP8 (comprado por Google) y de audio codificado con Vorbis, ambos open source. Aquí cabe mencionar que Internet Explorer soportará WebM.

¿Qué dicen ustedes? En principio me parece que Microsoft está haciendo quedar mal a Google, que se está mostrando más "abierto" (oh, sí) y atento con sus usuarios, al menos en la superficie. Y es que la interoperabilidad entre plataformas --léase navegadores, en nuestro contexto-- es una característica que los usuarios apreciamos sobremanera. La pregunta es ¿a costa de qué? Para muchos lo importante es que el software funcione y que las empresas se las arreglen con líos de patentes. Para otros tantos, es más valioso el bien común que representan las tecnologías abiertas, aunque en el caso específico de Google y WebM esto puede significar una suerte de monopolio open source.

Imagen original: Federico Fieni

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