No sé ustedes, pero yo soy un verdadero fanático de Monty Python. Para los que no los conozcan, es un grupo de comediantes que a fines de la década del 60 redefinió completamente el modo de hacer comediante. Con un humor extremadamente ácido, absurdo, aún negro y psicodélico, la influencia ejercida es sólamente comparable a la de los Beatles y desde el Saturday Night Live a los argentinos Cha Cha Cha y los modernos Mighty Boosh, en todos se puede ver la gran influencia pythonesca.

Algunos de sus miembros, tras la separación del grupo, también lograron exitosas carreras en la industria del cine. Entre ellos el más destacado es Terry Gilliam, quien era guionista del equipo y dirigió películas impresionantes como Los bandidos del tiempo (la vi cuando era chico y me traumó), Brazil, Pescador de ilusiones, 12 Monos (también conocida como la película en que nos enteramos de que Brad Pitt podía actuar si quería) y Pánico y locura en Las Vegas. Por el lado de los actores, el que seguramente conozcan es John Cleese, persona a quien veo y ya me empiezo a reir y es el responsable de la voz del Rey Harold en la saga de Shrek.

Y con Monty Python se da algo más bien curioso que evidencia que también ha ejercido una notable influencia sobre todos los geeks que pululamos por el mundo. La primera prueba es el lenguaje de programación creado por Guido van Rossum (ahora empleado de Google y uno de los que más ha crecido en estos últimos años. Se trata, justamente, de Python, lenguaje que a base de pureza y una impresionante comunidad se ha hecho de un lugar importantísimo en el mundo tecnológico actual y cuyo nombre no deriva de ninguna serpiente sino del mismísimo grupo cómico, del cual van Rossum es un gran fan.

El otro gran aporte de Monty Python al mundo de la tecnología es nombrado millones de veces al día pero odiado por todos nosotros. Se trata de una de las prácticas más molestas que existen en internet y de las que más nos hacen perder el tiempo: así es, el spam. Spam era originalmente, en inglés, un producto de carne enlatada de la compañía norteamericana Hormel Foods utilizada para alimentar durante la Segunda Guerra Mundial a las tropas británicas y soviéticas. Pero la popularización del término vino con un sketch de los Python en su serie The Flying Circus, en el año 1970.

En el sketch, dos clientes iban a una cafetería y querían desayunar, pero lo único que ofrecía el menú era, una y otra vez, spam. Es decir, lo único que daban de comer en la cafetería era carne enlatada, o basura. Y el spam no es nada más y nada menos que correo basura. La relación entre el sketch y el correo fue realizada en Usenet, allá por los orígenes de la red y el término quedó instalado en un instante.

Me parece bastante curioso que un grupo cómico, por más genial que sea, por más influencia que pueda haber tenido, haya calado tan hondo dentro de los geeks como para ponerle nombres derivados de sus creaciones a tecnologías importantes. No sucede lo mismo con otros fenómenos pop, de ciencia ficción ni de culto, no hay lenguajes de programación con nombre de personajes de Star Wars ni llamamos Spock a ningún protocolo. Aún así, Monty Python (sin quererlo y de manera sorprendente) ha dejado su huella en la web y tanto usuarios como programadores le deben mucho más que unas risas.

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